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¿Qué tipo de médium eres?

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 15/07/2017 08:10:08


Autora Ana Rodrigues
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Traducción de Teresa
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He venido recibiendo algunos contactos preguntando qué hacer con la mediumnidad que tienen, y en ese sentido, me gustaría ayudar a quien se siente un poco a la deriva.
Como sabemos, la mediumnidad es una capacidad (pese a que algunos todavía son escépticos al respecto) que cada vez más se constata formando parte de nuestro día a día.
Pues bien, todos los que se sienten diferentes de alguna forma, todos los que han elegido vivir el Cambio, tienen conocimiento de que es algo que podemos usar en nuestro beneficio y en el de quienes nos rodean, o incluso ayudar a quien acude a los que la tienen más desarrollada, así como vamos a un cocinero, un costurero, un ingeniero, etc., cuando queremos aprender o cuando sentimos necesidad de pedir a quien posee el talento.

Ahora bien, descubrir si esta capacidad está entre nuestras características es toda una aventura. Muchas personas han sido catalogadas como psicóticas o locas, o cualquier otro adjetivo, cuando aceptaron vivir tal como son; otras han sufrido porque nadie les ayudó a comprender lo que ocurría con ellas. Todavía hay situaciones así. Nuestro objetivo es llegar a quien aún lo desconozca o se sienta perdido. Aún hay quien asocie mediumnidad con brujería, con el concepto erróneo de espiritismo, aún quien lo haga con fines egoístas. Afortunadamente, eso empieza a cambiar: contemplamos, tanto a los médiums como a los brujitos o brujitas como seres de amor.
Allan Karce, en su tiempo, ayudó mucho, y podemos extraer de él mucha información y esclarecimiento en cuanto a esos procesos. No obstante, también sabemos que algo está cambiando desde hace algunos años y por consiguiente, hoy esa misma función no tiene como único objetivo ayudar a los espíritus desencarnados a ser adoctrinados (es decir, a ser encaminados de modo que no molesten a los que están en el planeta Tierra, y para su propia evolución, por así decir), y sí, cada vez más con fines de tratamiento, e incluso de transmisión de mensajes para el desarrollo y evolución de los seres humanos (en el ámbito del auto-desarrollo).

Existe hoy un nuevo concepto: canalización.
Visto que un médium, un terapeuta que utilice cualquier tipo de terapia energética, como puede ser un reikiano, no es más que un canal, su función es transmitir algo. El concepto de los que tienen la capacidad, de en un estado modificado de consciencia, estar en la misma frecuencia de un ser de otra dimensión, sea con el objetivo de tratar, ayudar, transmitir un mensaje, ha pasado a tener una perspectiva más suave, menos dramática y misteriosa. Todavía muchos médiums reciben informaciones falaces sobre lo que es ser médium y cómo vivir esa circunstancia. Acaban por presentar síntomas desagradables, a menudo por desconocimiento o por ir por detrás de conceptos que aún son dogmáticos. Vivimos un período de transición: en que aún perduran conceptos contradictorios y que a menudo asustan a las personas. Nadie se pone enfermo por el hecho de negarse a cumplir la tarea/misión que se propuso; eventualmente, pueden tener signos (incluso físicos) de que algo está por hacer, y esto puede representar el reto de reencontrarse; otras personas son mal encaminadas, ya que un caso no es patrón para otro.

Pese a la existencia de ciertos signos y síntomas, que pueden ser más frecuentes en unas personas que en otras, todos ellos pueden ayudarnos a comprender si somos médiums o no.
¿Qué signos?
- pueden sentir más indisposiciones; eructar; sentir sueño; de pronto sentirse molestos sin saber muy bien el motivo, ya que no es claro;
- sentir dolores de cabeza sin que haya una explicación aparente; - su estado de ánimo puede cambiar de pronto; por ejemplo encontrarse alegre y sin aparente motivo, ponerse triste o preocupado; puede sentirse así a menudo al entrar en determinado local o ambiente, o estando con ciertas personas, en un transporte público, en una convivencia, e incluso entre amigos y familiares;
- caer en estados depresivos, es decir, sentirse sin ganas de hacer sus tareas diarias, de charlar con las otras personas, padecer perturbaciones del sueño (insomnio); considerar que ya su trabajo no tiene sentido; deseos de cambiar algo en su vida sin distinguir muy bien qué;
- hay otros síntomas físicos, más profundos, no tan frecuentes pero que pueden producirse, como: mareos, o alguna sensación de desmayarse sin que eso llegue a ocurrir; taquicardia; miedo debido a la falta de información. Pueden surgir otros signos que no hayan sido mencionados; si fuese importante, compartidlo con nosotros. Incluso para ayudaros a interpretar correctamente esos mismos signos, que a veces son confundidos con otras causas.
También me gustaría añadir que no todos los que sienten estos signos o síntomas tienen que ser médiums con el objetivo de trabajar para los demás; esta capacidad puede utilizarse sólo para uno mismo.
Estos signos y síntomas desaparecen o se convierten en otros signos más suaves, de forma que cada médium identifique lo que es relevante para él o ella.
¿Cómo ocurre esto? Mediante una formación y desarrollo espirituales, por decirlo así, que se relacionan con el desempeño, la entrega y la elección del médium.

Otra cuestión que se ha propuesto: ¿qué tipo de mediumnidad es la mía?
No existe un tipo único para cada médium; eventualmente, hay médiums que se han acostumbrado a funcionar de una determinada forma y es por ese medio como reciben la información y/o ayuda, tanto para seres encarnados como para los desencarnados. En algunos manuales podemos encontrar un vasto número de tipos de mediumnidades (unos hablan de 100 tipos, otros de menos, pero eso no es relevante), referiremos los más corrientes.
Algunas personas pueden vivir su mediumnidad en más de una forma. Es un proceso muy personal y también su elección, el modo con el cual se identifican. Nadie está obligado a vivir con algo que le resulta molesto o doloroso, como ya ha sucedido en algunos casos en que su actividad mediúmnica se vuelve desgastadora y sin beneficio. Es algo que debemos vivir con armonía y equilibrio.

Mencionando los más frecuentes, indicamos:
- mediumnidad intuitiva: recibe los mensajes a través de su pensamiento; inicialmente, por la falta de práctica y por desconocer cómo identificar si su pensamiento proviene de sí mismo o de otra entidad, es natural sentirse inseguro. Uno de los signos es la intuición, que es la emisora de ese pensamiento, por ejemplo cuando éste surge de repente y sin relación con aquello en que se estaba enfocado. Por ser muy sutil la diferencia entre el pensamiento "nuestro" y el que se designa como intuición, sólo con alguna disciplina y práctica puede el médium llegar a distinguir uno de otro;
- mediumnidad de incorporación: se produce cuando el médium está en la misma frecuencia de la entidad presente o que se aproxima con una determinada función, y por lo regular, tiene señales físicas y su cuerpo está completamente relajado; si su mente se encuentra en un estado modificado de consciencia es natural que ese proceso sea parcial, es decir, el médium está consciente y puede recordar, posteriormente, lo que ha sentido, visto u oído. Sin embargo, durante el proceso no tiene control alguno sobre lo que está sucediendo. Es cuando el médium queda completamente inconsciente, y al momento de despertar no se acuerda de lo que ocurrió. En ambas situaciones se sugiere que el médium no se encuentre solo, para que sea posible encaminar al que necesite de ayuda, o recibir el mensaje adecuadamente, pudiendo ser grabado, por ejemplo. Contestando a muchas preguntas: la mayoría de los médiums de incorporación son conscientes, habiendo un porcentaje menor de inconscientes (es probable que en el pasado los médiums tuviesen otro tipo de actitud y considerasen más fidedigna la incorporación inconsciente, y por eso procedían de esa forma;
- médiums videntes: los que consiguen "ver" lo que se supone transmitido, sea la visión de la entidad que surge, sea alguna previsión o premonición; hay otra clasificación: clarividencia; por lo que he encontrado, no vislumbro una diferencia lo suficientemente distinta para decir que se es vidente o clarividente; de alguna forma son muy semejantes; quizá la profundidad del desempeño sea la diferencia; en el hecho de ver el aura, los cuerpos astral y mental, puede también consistir la distinción;
- médium auditivo: recibe los mensajes a través de su audición de forma clara y distinta;
- psicografía: la capacidad que tiene un médium de recibir los mensajes a través de la escrita. Ésta puede hacerse de forma intuitiva, es decir, tras recibir por su pensamiento, escribe lo que surge; (en algunos lugares encontré las designaciones de semi-mecánica y mecánica) en un grado más profundo, el médium puede quedar en un estado modificado de consciencia y escribir, y en esa forma se apercibe de lo que escribe a medida que lo hace y no antes de escribir; más profunda es ciertamente una escrita en que el médium no tiene consciencia de lo que está escribiendo, es como serle ordenado lo que escribe. Hay pintores a quienes les sucede lo mismo, y esa mediumnidad se denomina psicopictografía. Añadiría que a muchos escritores y poetas les puede suceder lo mismo.
- psicofonía: una particularidad mediúmnica que se produce cuando el médium habla no con su propia voz, sino que incorpora de tal forma la entidad que su voz queda alterada.

Hay otra situación que personalmente no veo como un tipo de mediumnidad, no obstante cualquier médium puede vivir esos momentos - el desdoblamiento - visto que tiene varias etapas, por decirlo así. Su cuerpo físico permanece en un estado más o menos profundo según sea el viaje (desdoblamiento). Si está consciente, el médium consigue ver su proyección, es decir, ve por dónde anda, describe lo que ve y oye. Lo mismo puede ocurrir de forma inconsciente, y esto sucede durante el sueño. No todos los sueños que recordamos son "viajes astrales", sin embargo, durante ese proceso puede ocurrir un encuentro con seres familiares/amigos que desencarnaron, o incluso respuestas a cuestiones que preocupan a la persona. En estas proyecciones más profundas puede surgir lo siguiente: alguien puede ser visto por otra persona sin que esté desencarnado. Situaciones posibles, aunque hay pocos relatos.

- hay además otra circunstancia a que me gustaría referirme: médiums cuya capacidad empática está de tal forma desarrollada que captan todo lo que otras personas sienten; esto puede ser manifestado de forma más o menos dramática; esto significa a menudo que los médiums que sufren exactamente lo que el otro siente, pueden estar padeciendo algún desequilibrio, toda vez que sería demasiado sufrido sentir constantemente lo que los otros sienten. El médium puede aprender a administrar esas sensaciones de forma armoniosa y no "pegarse" literalmente a lo que el otro siente. El proceso pasa por conocerse muy bien y estar seguro de desear hacer algún cambio. En todas las formas de mediumnidad debemos estar atentos a que siempre es posible que haya interferencia del médium, es decir, sus referencias, la forma en cómo transmite el mensaje, pasa por el filtro que él mismo es; entonces eso puede tener repercusiones en lo que transmite, si bien no signifique que sea menos fidedigno, ya que es natural que así ocurra. Aprender y estar atentos es siempre sinónimo de buen sentido.

Vivir como un ser mediúmnico es algo natural y podemos aceptar esa característica como otra cualquiera que poseamos, como el ser generosos, divertidos, alegres, optimistas, perseverantes, al igual que aquellas que revelan que aún somos aprendices, tales como terquedad, prejuicios, culpa, inseguridad.
Podemos conocernos, y el paso siguiente es aceptarnos tal como somos. Cuando nos aceptamos, estamos diciéndonos que todo es natural y somos aprendices y capaces de convertirnos en mariposas.
La costumbre tiene mucha fuerza en todos nosotros.
Al comprender que podemos desechar lo que no nos es útil, nos damos la oportunidad de re-descubrirnos y sabemos que convertimos, por ejemplo, una terquedad en perseverancia, en determinación. La terquedad revela inseguridad. Cuando pasamos a creer en nosotros, todo se transforma, porque el comandante de nuestra nave somos nosotros, elegimos y decidimos lo que queremos para nosotros, y nuestro mayor desafío es vivir lo que nos parece el mejor camino. Es un constante descubrimiento y aventura.

Ana Guerra


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