Recuperación del poder personal
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 07/04/2013 12:52:24
por Rodrigo Durante - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Al oír la palabra “poder” muchas sensaciones pueden aflorar en nosotros y no siempre estas sensaciones son positivas. Durante muchas encarnaciones hemos oído y también predicado sobre los males del poder, o lo hemos perseguido desmedidamente, perjudicando a otros, causando arrepentimiento y asociando a éste un sentimiento de culpa, o incluso ya estuvimos en posiciones de mucho poder y por ello fuimos perseguidos, traicionados o malinterpretados.
Por esos y por otros muchos motivos, la situación hoy es que rechazamos y tenemos miedo de asumir nuestro propio poder. Sin embargo, al igual que el dinero, el poder no tiene culpa del uso que hacemos de él. El poder es sagrado, divino, y rescatar nuestro poder en toda su potencia forma parte de nuestro aprendizaje espiritual aquí en este plano.
En este proceso de rescate del poder personal nos deparamos con muchas situaciones que traemos en nuestro equipaje emocional y que necesitamos sanar para poder hacer que nuestra vida arranque de una vez. Es preciso, entonces, primeramente humildad para reconocer nuestras propias flaquezas e identificar las creencias que están por detrás de ellas.
Contrariamente a lo que se piensa, el poder personal no está relacionado con dominar o mandar en otros, estar por encima de la ley o pisotear a cualquiera para alcanzar nuestros objetivos; esto son fallos del carácter. El poder personal viene del tercer chakra (Plexo Solar) y está relacionado con la fuerza y la convicción necesarias para definir nuestros límites personales, confiar en nuestra capacidad de buen desempeño y realizar las aspiraciones de nuestra alma aquí en la materia. Este también es el chakra de la acción y sin el poder no hay acción, ni realización.
Siendo así, el Plexo Solar se relaciona con el “amarse a sí mismo”, el chakra cardíaco con el “amar al prójimo” y el laríngeo con el “amar a Dios”, o sea, sin poder personal nuestra conciencia no tiene la estructura necesaria para vivenciar el amor incondicional y mucho menos sostener la unión con Dios.
Cuando decimos sí queriendo decir no, cuando damos más atención a la opinión de los demás que a la nuestra, cuando desvalorizamos nuestra voluntad y deseos o cuando nos comparamos negativamente en relación a alguien, estamos reduciendo nuestro poder y dándolo a los demás.
Para conducir nuestra vida como deseamos y recibir las bendiciones que merecemos, es preciso en primer lugar estar de nuestro propio lado. Aprender a auto-motivarnos y a auto-impulsarnos hacia delante, a no aceptar menos de lo que merecemos, a no caer en la postura de víctima, a no dejarnos abatir en los momentos difíciles y a no dejar de creer en nosotros mismos por las opiniones ajenas.
Poder es la fuerza que da soporte para que el alma se sienta segura de establecerse aquí sin sentirse agredida o sujeta por creencias, miedos o culpas, captados de otras personas o del ambiente.
Asumir la responsabilidad por lo que somos, por el ambiente en que vivimos y por las situaciones que creamos, hasta entonces, en nuestras vidas, es esencial para salir del papel de víctimas y asumir nuestra cualidad de creadores conscientes de aquello que vivenciamos. Así, la clave para recuperar el poder personal es decidir ahora, no importa cómo te estés sintiendo, que harás todo que puedas para extraer lo mejor de ese momento. Ya sea cambiando el enfoque, tu postura o tu actitud, desapégate del sentimiento actual y busca pensamientos que puedan llevarte a otros sentimientos, hasta que vayas encontrándote mejor.
Otro punto es la disciplina necesaria para perseverar en la propia sanación. La disciplina es fundamental y disciplina es Poder. Disciplina significa que cuando te dices algo a ti mismo, lo haces. Significa que tu palabra tiene valor, que sabes que puedes contar contigo mismo y que no quedarás defraudado. La mayoría de las gentes no pueden contar consigo mismas, por eso asocian disciplina a ser metódicos o faltos de libertad, pero lo cierto es que disciplina es libertad.
Para terminar, asumir las riendas de la propia vida significa librarnos de la dependencia de los demás para la felicidad, luchar por los propios ideales e ir en pos de lo que deseamos y necesitamos. Asumimos nuestro poder cuando nos amamos a nosotros mismos en todos nuestros aspectos y nos respetamos como seres dignos y sagrados, recordando siempre que somos todos iguales, pero que la persona más importante de nuestra vida somos nosotros mismos.
