REFLEXIÓN - LA AMISTAD ES UN SENTIMIENTO Y NO UNA POSESIÓN
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 04/11/2016 11:29:26
Autor Ernesto Shima - [email protected]
Traducción de Teresa
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Quedarse al margen de la vida con un sentimiento de apego. es dejar pasar el tiempo. Es dejar de crecer.
Esta sensación de seguridad es una ilusión que más tarde se descortina ante nuestros ojos y, cuando esto ocurre, descubrimos cuánto se ha perdido en la vida, pues al mirar a nuestro alrededor percibimos que muchos ya ni siquiera están a nuestro lado. Ya se han ido.
Al nadar contra corriente - la terquedad, comprendemos tardíamente, cuando el cansancio se hace presente, que todo ha sido en vano. Y, lamentamos que nadie haya dado valor al esfuerzo sobrehumano que hicimos, sufriendo innecesariamente por esto.
A menudo tenemos la buena intención de querer el bien para todos o para la persona amada, pero olvidamos que cada persona tiene su propio mundo interior, donde los deseos, anhelos, ideales y sueños, tienen su particularidad personal.
Entregar parte de nuestra vida - problemas, dificultades, miedos, inseguridades, conflictos, etc. - en manos de lo Divino, no sólo quita un peso como alivia la carga para continuar en nuestra jornada.
Confianza y fe en esta fuerza poderosa es el mejor remedio en nuestra andadura, porque Él, desde arriba, mira, ampara y protege a todos nosotros.
La voluntad divina es que seamos felices y que podamos disfrutar la abundancia que nos fue concedida por ser hijos Suyos.
Si la palabra "hijos" tiene un significado espiritual profundo, se entiende que somos, cuando menos, hermanos delante de Él.
En este caso, ¿cuál sería nuestra relación de hermandad con nuestros hermanos aquí en la Tierra? ¿Te has parado a analizar. y a reflexionar sobre esto?
¿Tenemos el valor de mirar hacia dentro de nosotros mismos y tomar conciencia de que hemos estado viviendo nuestras vidas de forma a menudo errónea?
¿Y de cuánta confusión y conflicto viene esta actitud ocasionando en las relaciones humanas?
¿Dónde está ese sentimiento tan lindo, maravilloso, especial, que tenemos hacia nuestros hermanos de la familia en la que nos hemos encarnado en esta vida?
Las otras personas ¿no podrían ser también hermanos nuestros en vidas pasadas? ¿Compañeros y compañeras de jornada?
El cambio de personajes en cada existencia también tiene un propósito de aprendizaje. Y este propósito está ligado a nuestra capacidad de amar. y amar incondicionalmente.
Nuestras relaciones de amistad contienen algo tan profundo como espiritual. Son relaciones de hermanos y hermanas.
De compañeros y compañeras a lo largo de nuestra existencia terrena, que se extiende a miles y miles de vivencias mutuas, entre alegrías y tristezas, dolores y sufrimientos, sueños y realizaciones.
El olvido nos impide atisbar la grandiosa misión que tenemos aquí a nuestro alcance. La de ser plenamente felices.
¿Qué tal detenernos un poco estos días y meditar sobre ello?
Revisar nuestros lazos de hermandad a través de un sentimiento que contiene la pureza angelical y divina: el sentimiento de amistad.
En tantos momentos, encontramos a una persona amiga que nos ayuda a superar las dificultades en la vida.
Nos ampara en la travesía hacia la otra margen del río, socorriéndonos cuando nos estamos ahogando.
Nos acompaña en el recorrido hasta el mar.
Y esta amistad. ¡es el mayor tesoro de la vida!
Haz aquello que tu corazón siempre te ha susurrado. Di a esta persona amiga cuánto la aprecias.
Haz la prueba.
Tendrás las más lindas sorpresas que jamás hayas soñado.
Aprendí esta práctica en mi adolescencia, cuando el Maestro orientaba:
- Lo que quiera que hagas. ¡sé el Amor!
- Donde quiera que estés. ¡sé el Amor!
- Pase lo que pase. ¡sé el Amor!
Entonces, dí: - ¡Yo te amo!
Es una palabra mágica. ¡Hace milagros!
En Amor y Luz,
¡Paz en Cristo!
Shima.
