La vida nos mira de la misma forma que miramos a nuestra madre según Bert Hellinger.
El éxito para la persona tiene la misma cara de la forma como mira a la madre. Esas frases son bien conocidas y muy profundas. Las constelaciones generan resultados que están siempre encaminados a la aceptación. Aceptación de algo, de algún hecho o de alguien.
En lo que se refiere a nuestra madre, funciona de forma más profunda todavía, pues rechazar a nuestra madre, o su manera de ser, lo que hace o hizo en la vida, nos hace rechazar nuestro origen quitándonos este poder. Hemos venido de esa madre que gentilmente consciente o no nos dio la vida. Sin la vida no podemos experimentar nada. Cuando alguien rechaza su origen, principalmente a su madre, es como si estuviese diciendo a sí mismo que no acepta el éxito.
¿Qué es el resentimiento? ¿Te has parado a pensar que es el rechazo a algo que sucedió y que no aceptamos? ¿Algo que nos ha sucedido porque aún no entendemos cómo aquello ha podido pasar?
No es posible cambiar los hechos, pero sí es posible poner todo en su lugar cuando miramos cómo todo sucedió. En las constelaciones hacemos esto sin juzgar, tan sólo dando lugar a los hechos y entendiendo de una forma sutil cómo todo tenía que ser.
Todo fue como tenía que ser. Cuando juzgamos estamos tratando de ser superiores, siendo que todos somos iguales, sólo que en diferentes niveles de evolución y entendimiento espiritual y emocional.
Cuando colocamos todo en su sitio con esta comprensión y damos lugar a todo como tiene que ser es posible volver a tener orden. Entonces el éxito se puede aproximar.
Cuando alguien no comprende esto, el éxito no permanece, porque la persona no ha entendido que es preciso aceptar nuestro nivel de evolución. Y aceptar significa entender que todo está en su debido lugar, y que todo forma parte de nuestro aprendizaje. Cuando alguien no acepta, acaba considerando que el otro, para el caso nuestra madre, está estorbando, originando indignación en lugar de comprender que si tú tienes esa madre, al igual que ese padre, es porque necesitabas que fuese así.
Por tanto, tomar a la madre significa aceptar a la madre tal como es, exactamente, ¡sin ningún juzgamiento!
Namasté,
Cristina Longhi
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