¿Te sientes satisfecho con el grado de intimidad que has desarrollado con tu pareja?
¿Notas que esa intimidad viene progresando en forma ascendente, nutritiva? ¿O viene decreciendo y minando la energía entre vosotros?
La relación de intimidad en la pareja pude producirse de forma espontánea y es fácil de observar cuando el amor y la pasión entre ambos está en sus inicios. En este momento los miembros de la pareja se sienten en total sintonía, valoran las afinidades entre ellos, encuentran tiempo para disfrutar de programas afines, comparten los sueños y se sienten libres para expresar sus opiniones y sentimientos, pues existe una aceptación del otro y de cómo éste se presenta; se le enjuicia poco o nada, es como si llevasen "gafas color de rosa" - o sea, están bajo los efectos de la lente del corazón y si bien estas actitudes no sean del todo conscientes, favorecen una comunicación más asertiva, más relajada, más fluida.
Observamos también que con el paso del tiempo esa intimidad puede degenerar y llevar la relación en derrocada; esto lo veremos suceder cuando se inicia el proceso de no aceptación del otro tal como es, cuando se crean demasiadas expectativas y éstas no se ven cumplidas, cuando ponemos las gafas de enjuiciar, que valoran y amplían las características negativas del otro, cuando empezamos a criticar y a señalar defectos e imputar culpas al otro, en lugar de exponer nuestra vulnerabilidad y decir cómo nos sentimos ante las actitudes y conductas de nuestro compañero(a).
Un consejo para no caer en esa encerrona o para salir de ella es: cuando estén discutiendo por cuestiones delicadas, intenten emplear la palabra "yo", pues la palabra "tú" puede fácilmente expresar una idea de acusación e incitar a muchas proyecciones. Las personas tienden a encerrarse a fin de protegerse cuando escuchan acusaciones, enjuiciamientos o condenaciones, y ese encerrarse interrumpe el fluir de la comunicación, el otro se desconecta, deja de escuchar.
Un ejemplo del empleo de la palabra "yo" puede ser algo así: en vez de decir "tú me estás disgustando", di: "yo estoy disgustado" y mirando hondo dentro de ti, escudriñando las raíces de este disgusto, podrás descubrir que el patrón de este sentimiento puede estar allí desde hace mucho tiempo. Rescata el primer recuerdo asociado a este patrón y descríbelo en voz alta. Al exponer así los orígenes, la cuestión deja de tener la misma carga emocional, como en un pase de magia tú estarás libre para ser más espontáneo y consciente de la energía vital en el momento presente; ahora, en lugar de reaccionar, tú podrás responder.
Muchos estudios y renombrados terapeutas afirman que cuando uno de los miembros de la pareja tiene el valor de exponer su vulnerabilidad, el otro sentirá, automáticamente, y en cualquier circunstancia, un desbordamiento de amor y comprensión y, a su vez, abrirá su corazón.
La acusación es un arma de defensa y usarla hará que ambos se encierren y se pongan a la defensiva. La exposición, por otra parte, lleva a la apertura, y por medio de ella la comunión pasa a ser posible. Prueba a abrirte y a exponer tus verdaderos sentimientos a tu pareja y también a escucharlo(a), de corazón abierto, sin juzgamientos, acogiendo su vulnerabilidad. Namasté.
Antar Gasha
Terapeuta Corporal - Vitória/ES - Brasil (55-27-99901-5198)
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