Aprende a quedarte quieto. No hay nada más bello que el silencio. Los hombres son muy ruidosos y el ruido expresa inseguridad. Hablar sin cesar es algo enfermizo, denota desesperación y debilidad. Sé bello, enfréntate a ese vicio, pues mientras estés dando pábulo a esa insania, continuarás siendo repelido por todos.
A nadie agrada tanta cháchara, pues una vez liberados los diques que controlan el inconsciente, un conjunto de desechos represados van siendo desalojados. Nadie quiere ser el cubo de basuras emocionales de otro. Ninguna oreja es un orinal.
A ti te encanta hablar sin cesar y no te das cuenta de que no eres capaz de controlar el material que estás vertiendo encima de los demás. Puede que empieces bien, de forma simpática y agradable, pero poco a poco, seguramente estarás hablando mal de otros y quejándote de tus dificultades. ¡Nadie quiere escuchar eso! Cállate la boca y contrólate. Deja que el silencio saque a relucir lo mejor de ti, deja que las personas puedan sentirte antes de oírte.
Cuanto más oímos más aprendemos; por ello hago mías las palabras del ilustre escritor: Rubens Alves:
"Siempre veo anunciados cursos de oratoria. Nunca he visto anunciado ningún curso de escuchatoria. Todo el mundo quiere aprender a hablar. Nadie quiere aprender a oír. Pensé en ofrecer un curso de escuchatoria. Pero me parece que nadie se va a matricular. Escuchar es complicado y sutil..."
¡Que nadie va, eso seguro! Las personas están preocupadas por compartir sus desgracias a toda costa, como si al otro le importasen. A nadie le importan tus problemas, hazte mayor y enfréntate a ellos, estar hablando a los cuatro vientos de tus angustias es emplear mecanismos de fuga. Es preciso que mires hacia dentro y si vas a dialogar con alguien, hazlo con tu propia alma, quién sabe si ese acercamiento a ti mismo no va a traerte el autoconocimiento que pueda transformarte.
Cargar a hombros de los demás ese fardo que tú no quieres arrastrar es propio de las personas débiles. ¿Te consideras tú una persona débil? ¿Incapaz? Entiendo que no, nadie lo es, y sin embargo tú estás procediendo de manera cobarde, aunque no te des cuenta.
Aprende con el Maestro de Maestros a decir sí, sí, y no, no, pues de hecho, todo lo que no sea eso es de procedencia dudosa.
Todo el Poder de la naturaleza se revela en silencio, desde el hilo de cabello que crece hasta el movimiento de las esferas. Dios es el propio silencio que existe en todo, inclusive en nuestro propio ser.
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