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Ahora que he vuelto a casa – Capítulo 30

Publicado por Angela Li Volsi em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

Cuando pude atinar con lo que estaba ocurriendo, después de oír mil veces aquel mensaje, traté de telefonear a alguien para verificar si realmente yo había escuchado bien.
Fui informada de que L. no había resistido a un ataque de asma, provocado por la humareda de una hoguera que formaba parte de los rituales, y había tenido una muerte casi inmediata.
Aun así, no conseguía creer que todo aquello estuviese realmente ocurriendo. En el fondo, continuaba considerando que podría tratarse de una especie de broma macabra, de otra prueba más para nuestros nervios, y que de repente volvería a ver a L. aparecer ante nosotros, riéndose de nuestro susto.

Así fue como me dirigí al Instituto, donde encontré a un grupo de personas tan consternadas como yo. Nadie tenía mayores informaciones. Sólo se sabía que deberíamos permanecer esperando el ataúd, que estaba siendo trasladado allí.
La espera fue muy larga y mientras tanto, mucha gente se fue acercando, incluso los padres de L., a quienes yo veía por primera vez. El detalle impresionante es que en aquel día él hubiese cumplido los veintiocho años.
Finalmente llegó el ataúd y entonces todas mis esperanzas se desvanecieron: allí estaba él, con una expresión serena, pero con la piel de un extraño color azul, que nunca había visto antes.
Las personas fueron aglomerándose, todos nosotros teníamos una rosa en la mano y nos colocamos en fila para prestar nuestro último homenaje. Un grupo de sannyasines comenzó a tocar y a cantar, a la moda de las ceremonias fúnebres de la India.
No tuve valor para quedarme mucho tiempo, porque mi corazón occidental no estaba en clima de celebraciones, todavía estaba lejos de tal grado de desprendimiento.
Desde el momento en que tuve la seguridad de que L. ya no estaba entre nosotros, un pensamiento atravesó mi mente: el Instituto se ha acabado.

Durante algunos meses, todavía me esforcé en frecuentar las meditaciones, participé en algunas ceremonias en memoria de L.
Asistí al esfuerzo de su novia, apoyada por otros sannyasines más cercanos, para continuar manteniendo el Instituto, pero sentí que su alma, la llama sagrada que lo había hecho nacer y crecer, ya no se encontraba allí.
Otro sannyasin muy experimentado y emprendedor tomó las riendas de la casa, pero para mí nada más podría ser como antes.
La falta de aquella luz brillante que iluminaba mi camino, señalando hacia nuevos proyectos, me hizo sumir en una postración tan profunda que literalmente sentí como si mis piernas hubiesen sido cortadas. Ahora sé que estaba enviando un comando terrible a mi mente, pero era así como me sentía.

En aquellos últimos años, desde mi primer encuentro con el mundo de los sannyasines, las sesiones con mi terapeuta de biocibernética habían tenido lugar de manera bastante más espaciada. Además de que mi tiempo disponible había disminuido, en realidad el foco de mis intereses se había desplazado casi enteramente para las nuevas actividades.
Yo estaba recibiendo una carga tan intensa de nuevas energías, nuevos proyectos, que no necesitaba ya depender tanto de aquel antiguo anclaje.
Ahora, sin embargo, que otra puerta más se había cerrado violentamente ante mí, era natural que me refugiase nuevamente en aquel mi antiguo abrigo.
No sé decir si yo había cambiado tanto, hasta el punto de no reconocer ya aquel lenguaje, o si realmente se habían agotado todos los recursos que podría recibir de él. La verdad es que ya no conseguí encontrar las respuestas y los antídotos para mis nuevas angustias y, muy tristemente, me vi obligada a admitir que la magia ya había perdido su poder.

Permanecí vagando durante algún tiempo, sin saber qué rumbo dar a mi vida, y muy en contra de mi gusto hube de recurrir nuevamente a las medicaciones alopáticas, porque mis dolores habían vuelto más fuertes que nunca, y mis rodillas habían quedado todavía más encasquilladas.

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Sobre o autor
Angela Li Volsi é colaboradora nesta seção porque sua história foi selecionada como um grande depoimento de um ser humano que descobriu os caminhos da medicina alternativa como forma de curar as feridas emocionais e físicas. Através de capítulos semanais você vai acompanhar a trajetória desta mulher que, como todos nós, está buscando...
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