Siéntate en una silla de respaldo recto y asiento firme, preferentemente de madera. Ponte en la mitad delantera del asiento para poder moverte mejor. Pies paralelos, piernas separadas hacia las caderas. Respira tranquila, profunda y lentamente, pero sin esfuerzo alguno. Mira hacia la derecha, lo más atrás, y observa hasta dónde consiguen ver tus ojos, siempre sin forzar, y registra ese punto. Haz lo mismo hacia la izquierda y registra igualmente el punto hasta dónde eres capaz de ver.
1. Ahora vas a hacer movimientos únicamente hacia la derecha y siempre durante la espiración. Inspira, y en la espiración gira la cabeza, sin forzar, hacia la derecha. Inspira y retorna en la espiración. Una vez más: inspira, y en la espiración gira la cabeza hacia la derecha. Inspira y retorna en la espiración. Repítelo ocho veces, o alguna menos, si no dispones de mucho tiempo. Y descansa un minuto, respirando tranquilamente y poniendo atención a la respiración.
2. Inspira, y en la espiración gira la cabeza hacia la derecha, pero esta vez manteniendo la mirada fija delante de ti. El movimiento va a ser menor y más difícil, pero repítelo las mismas ocho veces, inspirando y girando la cabeza hacia la derecha en la espiración, pero siempre con la mirada fija al frente.
3. Ahora repite el primer movimiento, con la cabeza girando suelta hacia la derecha, siempre de la misma manera – movimiento en la espiración – y ocho giros lentos, tranquilos, poniendo atención a la respiración y procurando no alterarla.
4. Ahora la cabeza se mantiene fija hacia delante, los ojos giran un poco, el cuello y los hombros también. Siempre hacia la derecha y siempre ocho veces.
5. Repite nuevamente el primer movimiento. Y observa lo que empieza a suceder.
6. Esta vez, la cabeza y los hombros van a girar hacia la derecha, pero los ojos lo harán hacia la izquierda. Es un poco incómodo, pero dentro de poco verás los resultados. Repite las ocho veces de siempre.
7. Haz nuevamente el primer movimiento, cabeza, hombros, tronco, ojos, todo girando hacia la derecha y cada vez más sueltos. Y observa. Puedes sonreír, porque de hecho tiene mucha gracia.
8. Ahora, solo la rodilla izquierda se mueve, muy poquito, hacia delante. Deja el resto del cuerpo suelto, moviéndose de manera natural. Probablemente el hombro izquierdo irá un poco hacia delante y la cabeza puede girar naturalmente hacia la derecha. Rodilla adelante ocho veces, siempre en la espiración.
9. Por último, repetimos el primer movimiento, con la rodilla izquierda hacia delante y la cabeza, tronco, hombros, ojos, todo girando libremente hacia la derecha. Y observa hasta dónde alcanza tu mirada ahora. ¿Ha cambiado, no sí? Pues bien, con pocos movimientos, bastante suaves, ya has logrado destrabar un poquito tu cuello y tus hombros. Y eso es estupendo para mejorar también la salud de los ojos, porque con hombros y cuello trabados tus ojos reciben menos oxígeno, menos sangre y menos energía pránica, la energía de vida que en el Yoga se llama Prana y en el Chi Kung recibe el nombre de Chi.
Bien, ahora vas a repetir el ejercicio, exactamente de la misma manera, hacia el lado izquierdo, solo que con una ‘pequeña’ diferencia: tú no te moverás, solo vas a visualizar, a imaginar, a ‘ver’ mentalmente el movimiento y sentir como si de hecho lo estuvieras haciendo.
Es más fácil llevar a cabo esta parte del ejercicio si lo grabas o le pides a alguien que te lo lea.
Repite toda la serie, exactamente igual, tal como habías hecho físicamente hacia el lado derecho, solo que esta vez será hacia la izquierda y mentalmente, el cuerpo no se mueve – o se mueve un poquito, pero independiente de tu voluntad.
Al terminar la serie entera, abre los ojos lentamente y entonces sí, vas a hacer el movimiento físico hacia el lado izquierdo. Gira la cabeza, hombros, cuello, tórax y ayuda al movimiento moviendo la rodilla derecha un poquito hacia delante. Y observa atentamente hasta dónde tu mirada es capaz de alcanzar, ahora hacia la izquierda.
¿Ha cambiado algo? ¿Estás sorprendido? Normalmente el resultado de este ejercicio es igual, o casi, hacia los dos lados, aunque solo hayas llevado a cabo el ejercicio ‘realmente’, físicamente, hacia la derecha. Hacia la izquierda solo lo has imaginado, visualizado, no te has movido ni un poquito…
Este ejercicio, basado en enseñanzas muy antiguas del Chi Kung chino, y también de la técnica creada por Noshe Feldenkrais, comprueba que es posible hacer gimnasia sin moverse, solo imaginando. Esto es muy importante para que puedas trabajar tu cuerpo incluso cuando estás algo enfermo o para personas muy ancianas, que ya no tienen facilidad para hacer gimnasia física. Hazlo y comprueba los resultados.
Claro que los resultados de estos ejercicios son mejores siguiendo técnicas más suaves, como el Yoga, Tai Chi, Chi Kung, etc. y mucho menos con las técnicas de los gimnasios, porque con éstas el cerebro normalmente no consigue comprender qué es lo que la persona pretende.
Y hay también bastante gente que está obteniendo buenos resultados con la práctica de la gimnasia mental y de visualización para mejorar su ‘look’ físico. Haz la prueba. Basta imaginar, visualizar, ‘sentir’ cómo quieres ser.
NEURÓBICA
Un mendigo fumador descubre que para hacer un pitillo completo basta con pegar cinco colillas (trozo del pitillo fumado que se desecha). Sale por las calles y logra recoger 21 colillas. ¿Cuántos pitillos es capaz de formar?
Roberto Inácio é jornalista, foi publicitário, radialista, é diretor-proprietário do Jornalternativo e é autor do livro Yoga para os Olhos e do DVD Yoga no Computador. É terapeuta energético e dá cursos de Pranaterapia e Radiestesia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor
Publicado dia 4/17/2012 12:17:57 PM em STUM WORLD
