Varios terapeutas alrededor del mundo vienen deparándose con la irrefutable constatación de que ciertas personas enfermas, con la absoluta convicción de su curación consiguen la sanación espontánea. Las conciencias de estas personas enfermas están convencidas de que serán curadas, o de que ya lo están.
Cuando alguien se pone enfermo, tiene un gran deseo de estar sano. Aunque no verbalice, la persona emite vibraciones de deseo de curación – literalmente desde cada célula de su cuerpo – hacia el Universo. Y el Universo comienza a trabajar para responder a este deseo. Lo que distingue a una persona que logra la curación, de las que no la logran, es cuán convicta está la persona de que conseguirá la remisión de la dolencia. Es la convicción, la fe de cada uno lo que determina quién logra la curación rápidamente, lentamente o nunca.
Cuando una persona está convencida de su capacidad de estar sana, casi nunca se pone enferma, pues la creencia en la plenitud la mantiene en la vibración correcta para permitir su propio bienestar en una base permanente.
Nuestro ser es multifacético. No es difícil salir del equilibrio, lo mismo que no lo es volver a él. Cuando una persona está fuera de equilibrio, hay siempre una parte más fuerte dentro de ella que está buscando traer ese equilibrio de vuelta.
Es muy importante que los terapeutas y todos los profesionales que trabajan con personas en desequilibrio creen un valor adicional a su trabajo, dando a esas personas más motivos para creer en su bienestar. Las personas en desequilibrio acuden a alguien que pueda ayudarlas, y a veces el mundo del terapeuta se deja estar más enfocado en las dolencias, lo cual le hace olvidar que hay mucho más bienestar que enfermedades en el mundo.
Cuando un terapeuta empieza a creer más en la enfermedad que en la salud por tener su foco siempre en la resistencia a la dolencia y no en el permiso a la curación, entonces pierde su valor para aquellos que acuden a él para el descubrimiento de la salud.
Todo terapeuta debe enfocarse en el permiso a la curación, en la convicción de que ésta es posible, de que la sanación ya ha comenzado a producirse cuando la persona enferma ha dado el primer paso para buscar ayuda. Esta consciencia del terapeuta añadirá un valor inestimable a todas las personas en desequilibrio que acuden a él en busca del bienestar. El terapeuta que tiene esta consciencia es tu terapeuta adecuado.
por WebMaster
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Publicado dia 9/28/2014 11:44:00 AM em STUM WORLD
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