El embarazo es, sin duda, una de las experiencias más bellas, complejas y desafiadoras del ser humano. Pero sería ingenuidad nuestra considerar que todas las mujeres que pasan por esta experiencia se sienten felices y realizadas. ¿Dónde queda entonces el sentido de la frase “madre es madre”? Bien, yo digo que no toda madre es madre, porque no toda mujer está preparada para ser madre.
Para ser madre hace falta abdicar de muchas cosas y reconocer la maternidad como vínculo para una vida entera. No todas están preparadas para esa clase de compromisos. Muchas guardan marcas profundas de su niñez y principalmente de su nacimiento. Estas experiencias a veces crean reflejos condicionados en nuestro subconsciente que nos impiden actuar como nos gustaría, amar sin miedo, conquistar nuestros sueños, y a veces simplemente nos impiden reconocer qué serían exactamente estos sueños.
La manera en cómo somos recibidos en este mundo, primero en la panza de la madre y después por la familia en sí, puede determinar la fuerza con que vamos a enfrentarnos al mundo, nuestra capacidad de amar y ser felices. Por eso resulta extremadamente importante que la mujer esté preparada para ser madre. Toda inseguridad, miedo, enojo, que sienta durante el embarazo, va a originar registros emocionales en el hijo y es a partir de tales registros como él se va a relacionar con el Mundo. ¡No es sin motivo que en la portada de mi Website link he puesto la frase “No existe sanación para el Mundo que no pase por nuestra sanación interna” (de mi autoría)!
Actualmente reaccionamos frente al otro a partir de nuestro ego desequilibrado por esos registros, y así creemos firmemente que necesitamos ser mejores que el otro para sobrevivir, que dependemos del otro para lo mismo, para ser amados, aceptados, para colmar nuestro vacío existencial, etc. Si sanamos este vacío, seremos capaces de sentir amor hacia nosotros mismos, y por ende, hacia el prójimo.
Para ello la mujer necesita sanarse. ¡Tiene en sus manos una gran responsabilidad! A fin de cuentas, más de un 50% de la educación y de la salud emocional del niño depende de la madre. Esto equivale a decir que tiene en sus manos la creación de una nueva sociedad en el futuro, más sana, más pacífica, más feliz. ¡Pero esto no es posible si la madre no se sana! Pues cuando queda encinta empieza a entrar en contacto con sus propios registros de nacimiento:
• El cordón umbilical que es cortado demasiado pronto ¡y da la sensación de muerte al niño!
• ¡La frialdad con que la mayoría de los médicos reciben al crío!
• ¡La tardanza en llevarle a los brazos de la madre!
Son experiencias que pueden salir a flote durante todo el embarazo de forma inconsciente creando en la madre un enorme miedo por el futuro, por la seguridad del hijo, e incluso dudas acerca de su capacidad para criarlo. ¡De esta forma el hijo puede entender que su vida corre peligro y volverse extremadamente reactivo y agresivo, o por el contrario, nacer con un intenso miedo a la vida!
Pero ninguna de estas informaciones es dada a las futuras madres; ¡la mayoría considera que cuidando la alimentación, dejando de beber o fumar, ya hace lo más que puede! Pero aunque la madre no sea la culpable por tener traumas de infancia, ella ahora es responsable por una vida, y más que esto, ¡una vida que representa la construcción de la sociedad del futuro! Así, ¡es urgente sanarse! ¡Resolver los bloqueos que han quedado de la niñez, las creencias limitadoras, la baja autoestima, la inseguridad por ser madre y mujer! ¡Es importante buscar un conocimiento más holístico que aporte a la mujer condiciones para criar, educar y sobre todo, amar a su hijo! Pero no teorías trasnochadas. El límite se pone al hijo a través del propio auto-respeto y auto-amor de la madre, y no de la punición constante. ¡Si la madre se siente segura, el hijo es tranquilo!
Mi consejo es: ¡No esperes a estar embarazada para lidiar con tus traumas! Pero si ya lo estás, entonces emprende una terapia para crear un lazo saludable con tu hijo. ¡Un rescate a tu Conciencia Cósmica, la Conexión con tu Yo Soy (la parte más elevada de tu espíritu), la lectura de Registros akáshicos, o el Reiki, entre otras, pueden ayudar y mucho en este proceso!
La reprogramación mental sigue siendo una de las más indicadas terapias en estos casos, pues ayuda a modificar creencias y a aumentar la seguridad y el autoconocimiento de la madre – ¡pero sin la regresión de memorias, que es un proceso demasiado fuerte y puede exponer al niño a contenidos que no le conciernen!
¡Sea cual fuere tu decisión, primeramente piensa en la salud física, mental y emocional de tu hijo! ¡Es una cuestión ecosocial que puede y va a impactar todo nuestro futuro!
¡La madre no es culpable por lo que transmite a su hijo, pero es responsable por el contenido! Esta es ciertamente una cuestión polémica, que no será posible tratar en un único texto, así que, quienes tengan dudas o críticas pueden enviarlas al e-mail [email protected] e intentaré contestar siempre que sea posible, y quién sabe a partir de ahí dar lugar a un nuevo texto con todas las respuestas.
Yo SOY,
Cada vez más,
Karenn Liège
por WebMaster
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Publicado dia 10/30/2014 11:57:44 AM em STUM WORLD
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