"Hay hambre de humanidad entre nosotros. Por suerte, somos un pueblo que aún es capaz de sentir, cambiar, impedir que el desastre se consume, el suicidio social."
(Herbert de Souza, Betinho)
Charlie Hebdo. Este es el asunto recurrente desde el paso al nuevo año. En París, casi cuatro millones de personas salieron a las calles para protestar, en la que ha sido considerada la mayor manifestación de la historia de Francia. Jefes de Estado de casi 50 países estuvieron presentes en ese acto. La prensa de todo el mundo ha dado amplia cobertura a los acontecimientos, y la primera edición del periódico satírico tras el ataque sucedido el 7 de enero ha alcanzado la marca de cinco millones de ejemplares, más de 80 veces la tirada convencional de 60 mil.
Hay una conmoción popular y mundial justificada, porque cualquier acto de violencia debe ser repudiado. Dentro de ese contexto, podríamos debatir los límites de la libertad de expresión cuando una religión es insultada, como ha sido el caso, o analizar las reacciones desmedidas del público, notablemente en los medios sociales, generalizando su indignación con expresiones como "negro sucio" o "árabes inmundos". No obstante, me gustaría promover una reflexión sobre otros tipos de terrorismo que nos rodean y contra los cuales se ha venido haciendo poco.
En el Brasil, por ejemplo, más de 40 mil personas mueren todos los años en accidentes de circulación, mientras otros 170 mil sufren heridas, según el Ministerio de la Salud. Somos el cuarto país del mundo, entre 183 naciones, en número absoluto de óbitos en el tráfico, superados únicamente por China, India y Nigeria. Se trata de una auténtica guerra civil que para ser remediada depende de inversiones en infraestructuras y en educación. Pero ¿has visto alguna manifestación exigiendo: transporte público de calidad para reducir el flujo de automóviles; mantenimiento y señalización adecuada de calles, carreteras y aceras; disciplinas en la enseñanza media orientando a los jóvenes sobre cómo portarse en la circulación? Lo cierto es que lo que vemos son medidas paliativas como la implantación de una industria de radares, preocupada por obtener recaudación con multas, en lugar de prevenir accidentes.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cerca de 805 millones de personas en el mundo no se alimentan en la cantidad suficiente para ser saludables, siendo que una de cada nueve personas se va a dormir con hambre todos los días. La Inter-agency Group for Child Mortality Estimation (IGME) estima que bastarían 0,25 dólares para garantizar a un niño el acceso a todos los nutrientes y vitaminas necesarios para un crecimiento sano. Pero mientras guerras y corrupción se propagan por el planeta, ¿cuántas son las manifestaciones efectivas - y no conducidas por grupos temáticos y puntuales - que observamos y son divulgadas por los medios con el propósito de mitigar hechos como estos?
Como tantos, guardo luto por las familias de las víctimas del Charlie Hebdo. Pero hay un terrorismo silencioso, constante y diseminado en nuestra sociedad que requiere mayor atención, divulgación y acción. Y las víctimas también son Charlie.
por WebMaster
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Publicado dia 4/8/2020 11:34:24 AM em STUM WORLD
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