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Sonreír para estar sano

Sonreír para estar sano
Publicado dia 4/8/2020 11:35:19 AM em STUM WORLD

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Traducción de Teresa
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Lama Gangchen Rinpoche nos incentiva a cultivar día y noche nuestra sonrisa interior. Él nos enseñó una meditación sencilla y profunda: con los ojos cerrados, imagina cada órgano de tu cuerpo sonriendo. ¡Sólo con pensar en hacerlo ya sonreímos!

Una sonrisa sincera hace mucho, bastante más de lo que podemos imaginar. Cuando nuestro cuerpo emocional expresa su satisfacción, generamos bienestar y confianza no sólo en nosotros mismos, sino en todo el ambiente. Cuando nos miramos a los ojos, y nos sonreímos el uno al otro con satisfacción, nuestro sistema psicofísico se regula, pues nos sentimos lo suficientemente seguros como para relajar. Esto no es poca cosa: sin este intercambio de miradas y sonrisas, nos estamos volviendo personas secas e infelices.

El otro día aparqué mi coche en el garaje del edificio de una amiga. Estaba todo perfectamente, yo tenía autorización para entrar. Pero el señor que cuidaba del garaje me recibió con mirada seria, sin decir nada, sólo indicó con gestos dónde debería situar mi coche. Al salir pensé decirle buenas tardes, pero enseguida me di cuenta de que él ya no estaba disponible, aun estando físicamente presente. Durante algunos instantes me sentí inadecuada e incómoda. Necesité aquel minuto mientras el ascensor subía para dejarlo en el garaje, sin llevarlo conmigo en la mente.

Como vivimos en un apartamento bastante alto, el ascensor forma parte de nuestro cotidiano. Es un excelente laboratorio para observar quién y cómo sonríe, y el efecto que esto produce en mí cuando ocurre o deja de ocurrir. En mi edificio, los críos son los que menos sonríen. Entran con la cabeza baja, sin buscar el menor contacto con quien ya está en el ascensor y después salen rápidamente sin hablar nada.

Sin mirar al otro y sin sonreír, estamos perdiendo un valioso recurso para equilibrarnos nuevamente frente al estrés: la integración social. Aquí no me refiero a la cantidad de 'me gusta' que una persona pueda tener en Facebook, sino a cuánto se puede sentir en interacción y pertenencia dentro del medio en que circula.

El sistema nervioso de nuestro cuerpo contiene un radar que capta las 24 horas lo que está sucediendo dentro y fuera de nosotros. Él evalúa continuamente riesgos y peligros. A la menor señal de amenaza, nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir. Si la amenaza se percibe como demasiado intensa para lidiar con ella, quedamos paralizados, congelados. Vamos a necesitar una persona segura, un lugar seguro, para que el cuerpo pueda percibir que, de hecho, es seguro relajar. Sólo así el cerebro se calma, desconectando el modo alerta. Por eso la soledad y el aislamiento social son grandes fuentes de estrés. En estado de alerta nuestras relaciones están basadas en el miedo y la ira. Cuando nos sentimos inseguros, estamos incapacitados para dar y recibir amor. Una sonrisa sincera es poderosa porque nos muestra que estamos seguros para amar, pues no existe miedo ni ira. Pero cuando el cerebro no consigue calmarse, continúa interpretando como inseguro un ambiente que ya lo es. Si no conseguimos adaptarnos al medio, no nos ligamos afectivamente a él de modo coherente.

El psiquiatra Dr. Sergio Klepacz comenta que la persona esquizofrénica presenta un mal funcionamiento en el área responsable del reconocimiento de rostros familiares, por ello confía en quien no tiene nada que ver y desconfía de aquellos que son sus cuidadores y amigos, en quienes de hecho podría confiar. Él ve un rostro hostil en el que es amigable y ve un rostro amigable en el que es hostil. En menor escala, estamos todos hipervigilantes y estresados, necesitando sonrisas sinceras para sentirnos seguros.

La sonrisa social, esa que es puramente pro-forma, activa el cerebro emocional como amenaza si no somos capaces de reconocer si la persona que sonríe está de hecho bien o no. Por ejemplo, las personas que cuentan problemas sonriendo nos hacen sentir confusos en cuanto a lo que ellas sienten o necesitan de verdad.

Lama Gangchen Rinpoche siempre nos dice que necesitamos aprender a relacionarnos con los cambios de forma creativa, relajando en el flujo de la temporalidad y manteniendo siempre nuestra sonrisa interior. Tenemos que aprender a danzar en la temporalidad con alegría.

por Bel Cesar

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Sobre o autor
bel
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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