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Como conquistar la paz interna

Como conquistar la paz interna
Publicado dia 12/20/2004 10:13:32 AM em STUM WORLD

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Traducción de Melissa Park - [email protected]

En 1988, cuando el Lama Gangchen Rinpoche estuvo en el Brasil por segunda vez, él nos dijo: “Para la conquista de la paz interna, el primero paso es decirnos: Yo soy lindo. Primero, precisamos dar mucho amor para nosotros mismos. Nuestra mente crea todo, ella precisa aprender a ver lo positivo. Pero, como nuestra mente está muy próxima del negativo, siempre encontramos disculpas para ver el negativo. Decimos "si" para una actitud positiva, y en seguida decimos "pero" y volvemos a la actitud negativa. Sólo cuando hayamos conseguimos superar ese hábito de pensar negativamente, es que podremos tomar una decisión profunda de querer cambiar. Pues es la mente negativa la que no nos deja tomar decisiones. La decisión firme purifica la negatividad automáticamente y transforma la oscuridad en luz. Aceptar es algo precioso. Por eso, escuchar las enseñanzas es tan precioso, porque expresa nuestra decisión de aprender, de querer cambiar”.

La conciencia de aquello que es preciso aceptar como real e inevitable puede surgir casi de inmediato en nuestra mente, pero la aceptación emocional del mismo hecho puede llevar mucho tiempo para que suceda. Acostumbramos decir: “Yo entiendo, pero no acepto”, cuando intelectualmente aceptamos algo que, emocionalmente, aún rehusamos aceptar.

La aceptación no es un punto de comodidad o de resignación, es sí un punto de partida. Al final, si quisiéramos transformar algo, precisamos apropiarnos de él. Si no, que es lo que iríamos a transformar?

Aceptar un hecho doloroso es como profundizar cada vez más la densa y resistente capa que encubre el núcleo de nuestro interior. De ese modo, nos aproximamos a lo que Jung denomina como Self. Según él, cuando tocamos la conciencia Self, que es la plenitud de la psiquis, nos tornamos enteros por funcionar como un todo organizado - esto es, no estamos más divididos por nuestros opuestos, - pues reconocemos que son complementarios. “Aquel que busca individualizarse no tiene la mínima pretensión de tornarse perfecto. Él visa completarse, que es muy diferente. Y para completarse tendrá de aceptar el fardo de convivir concientemente con tendencias opuestas, irreconciliables, inherentes a su naturaleza, traigan estas las connotaciones del bien o del mal, sean oscuras o claras”.

Aceptar que tenemos sentimientos paradójicos en relación a muchas situaciones de la vida: queremos y no queremos o gustamos y no gustamos al mismo tiempo, nos ayuda a hacer las paces con nuestro mundo interior. Cada día en que la aceptación emocional crece, aproximándonos un poco más de la verdadera naturaleza de nuestra mente, que es siempre clara y confiada.

Cuando paramos de luchar contra el dolor del sufrimiento, estamos preparados para conocerlo. La curiosidad por conocer las causas de nuestro sufrimiento es otra actitud compasiva que despertamos en nuestro interior.

La Segunda Noble Verdad:
“El sufrimiento tiene sus causas”


La segunda noble verdad se refiere al origen del sufrimiento. La principal causa de todo sufrimiento es la visión incorrecta que tenemos de la realidad: pensamos que todo existe por sí mismo y puede durar para siempre. Así, desenvolvemos el apego, la rabia y la ignorancia: los tres venenos mentales raíces.

Materializamos nuestro mundo subjetivo en las cosas, situaciones y personas, por medio de la proyección. Por ejemplo, si desde pequeños apreciamos tomar Coca-cola, ahora, al verla, automáticamente pensamos que ella es agradable. Así, le atribuimos a la Coca-cola la cualidad de ser buena por sí sola, y nos olvidamos que somos nosotros los que la experimentamos y la calificamos como buena. A cada momento, entonces, interpretamos la realidad como positiva o negativa de acuerdo con nuestras proyecciones mentales. El mecanismo de proyección interfiere en todas las circunstancias de nuestra vida, a pesar de estar convencidos de que la realidad existe por sí sola, objetivamente, fuera de nosotros.

La visión de que todo tiene una existencia propia e independiente, nos lleva a creer que poseemos un “yo” que es libre y autónomo, una “[...] entidad distinta, concreta, sólida – independiente y separada de cualquier otro fenómeno. En ese sentido, es natural que el ego se convierta en una barrera infranqueable entre la persona y el resto del mundo, sin chance de comunicación y comunión verdaderas, no solamente con los otros, sino también con la esencia de sí misma. Es preciso demoler esa barrera y éste es el problema principal del camino de la liberación” .

Su Santidad Dalai Lama escribe: “En una escritura sobre la sabiduría perfecta, Buda hace la siguiente afirmación profunda: La mente no es para ser encontrada en la mente; la naturaleza de la mente es la clara luz”. Esto es, los estados impuros de la mente, como el deseo y el odio, no son parte de la naturaleza profunda de la mente, pues las impurezas son superficiales, y la verdadera naturaleza de la mente es la clara luz.

En cuanto no alcanzamos la iluminación, esto es, superamos la ilusión de tener un “Yo”, el impulso instintivo de la proyección hará parte de nuestro funcionamiento psíquico. Apenas cuando extinguimos ese hábito mental, es que iremos a superar este padrón tan arraigado de ignorancia que nos impide reconocer la verdadera naturaleza de nuestra mente: que es pura, compasiva e ilimitada.

Al explicar lo que es la verdadera compasión, Sogyal Rinpoche nos enseña a comprender, también, la naturaleza del sufrimiento: “Comprender lo que llamo sabiduría de la compasión es ver con completa claridad sus beneficios, así como el daño causado por su opuesto. Tenemos que hacer una distinción muy clara entre lo que es el interés de nuestro ego volcado para sí y lo que es nuestro interés mayor y supremo. Es cuando se confunde uno con el otro es que viene todo nuestro sufrimiento. Continuamos creyendo temerosamente que la valorización del yo es la mejor protección en la vida, pero lo opuesto es la verdad. El apego al yo crea la valorización del yo, que a su vez produce una arraigada aversión al mal y al sufrimiento. En tanto, el mal y el sufrimiento no tienen existencia objetiva; lo que le da existencia y poder es solamente nuestra aversión a él. Cuando usted entiende eso, entiende que es nuestra aversión que atrae hacia nosotros toda la negatividad y los obstáculos, llenado nuestras vidas de expectativas, ansiedad nervios y miedo. Deshagase de esa aversión limpiando la mente que está volcada para sí misma y su apego a un yo inexistente, y usted vencerá todo poder que los obstáculos y el negativo puedan tener sobre usted. Porque, como es posible atacar a alguien o a algo que simplemente no existe?”

“El Ego es la bota que desgastamos en el espinoso camino de la espiritualidad” - escuché, cierta vez, a Su Santidad Dalai Lama hablar en una entrevista para la televisión. Por eso, para practicar la Segunda Noble Verdad en nuestra vida, es preciso procurar mantener un estado de apertura y relajamiento frente a todo y a todos. En otras palabras, seguir el dictado budista “no se apegue, ni se recuse, entonces todo será claro”.

La Tercera Noble Verdad:
“Es posible eliminar las causas del sufrimiento”


La tercera noble verdad se refiere a la cesación del sufrimiento. No estamos condenados a sufrir para siempre. Por lo tanto, aceptamos el sufrimiento para transformarlo, y no para cargarlo como una cruz.
Por toda nuestra vida, sentiremos emociones, son parte de nuestra naturaleza. En tanto, podemos abandonar el hábito de alimentar las emociones destructivas.

Lama Michel Rinpoche esclarece: “Sufrimiento es tener apego al dolor. Una cosa es la gente que tiene dolor y sufrir con eso; otra es decir: ‘Está doliendo, pero por que voy a sufrir, y pasarla mal?’. Dolor y sufrimiento son cosas diferentes. Una cosa es sentir dolor, y otra es sentir sufrimiento. Usted puede tener el dolor y no descubrir que él es algo ruin, y puede transformarlo”.

Pero, al final de cuentas, para que queremos transformar el sufrimiento? Sólo para tener el alivio del dolor? Quién ya no se escuchó hablando: “En tanto que yo no sufra, todo bien”. Será que nuestro “sueño de consumo” de vivir una vida en paz está basado apenas en la idea de no sufrir?

Este sería un propósito basado en una postura de baja auto-estima, que no se ve capaz de co-crear, de prosperar. Si nuestra idea de felicidad estuviera basada apenas en la premisa de no sentir más dolor, viviremos como parásitos, anestesiados por los mecanismos de defensa que nos impiden movernos frente a lo desconocido.

Hoy en día, ha aumentado el número de libros y artículos en revistas que buscan definir lo que es ser feliz. Creo que ser feliz es tener, cada vez más, una mente abierta, capaz de aceptar las diferencias entre nosotros y los demás, tener disposición y un sentido mayor para superar las dificultades, y por fin, dejar el mundo a nuestro alrededor un poco mejor de lo que era cuando a él llegamos y, así, podremos, al morir, partir más livianos. Me siento feliz, cuando me siento inspirada a reconstruir y a compartir ese deseo con aquellos que ansían lo mismo.

La felicidad depende de la claridad interna

Es importante reconocer que el auto-conocimiento depende de nuestra dedicación al mundo exterior. Pues es la relación con el mundo exterior que nos enseña a identificar nuestros límites, así como potenciales y cualidades positivas.

Cuando tenemos un encuentro auténtico con nuestra alma, somos colocados frente a frente con lo que es verdadero para nosotros. No podemos más engañarnos. Vamos a tener que lidiar directamente con nuestras limitaciones.

Identificar nuestras limitaciones no es el problema. Pero es preciso verdaderamente aceptarlas. Ser sinceros con nosotros mismos. Caso contrário, estaremos siempre transfiriendo para los otros nuestras propias dificuldades. Cuando tratamos a los otros con ironía y sin afecto, estamos, en verdad, reaccionando a una dificultad personal y ni nos damos cuenta de cuanto sufrimiento estamos creando para los otros y para nosotros mismos. No herir a los demás es una acción preventiva para no herirnos a nosotros mismos.

La falta de sinceridad para con nosotros mismos es lo que nos paraliza y dilata nuestro proceso evolutivo. El problema, por lo tanto, es intentar negar nuestras frustraciones y limitaciones, minimizándolas o encontrando artificios y falsas soluciones para lidiar con ellas.

Son soluciones falsas:

• Pasar por alto y con superficialidad lo que merece atención y profundidad.
• Hacer lo que los otros mandan para no asumir la responsabilidad sobre nuestra propia vida.
• Ser sumiso a la voluntad ajena para no tener autoría sobre nuestros deseos y necesidades: la culpa (a pesar de no existir legítimamente) recae siempre sobre aquel que evidenció sus deseos.
• Ser perfeccionista para no aceptarse ni a sí mismo, ni a los otros.

Entonces, vamos a dejar claro: lidiar con el dolor del sufrimiento no es una actitud masoquista ni tampoco manipuladora, pero sí un método para movernos para la Cuarta Noble Verdad: el camino para transformar el sufrimiento en paz interna.

Podemos aprender a transformar el apego en satisfacción, rabia en compasión, ignorancia en sabiduría. Y así, tendremos reales condiciones para dar un sentido verdaderamente útil a nuestra vida: como cuidar de la continuidad positiva de nuestra mente y del ambiente a nuestro alrededor.

Hay mucho para hacer, pero sin una base energéticamente positiva, no es posible hacer nada. Por eso, para mantenernos en el camino de la continua transformación del sufrimiento en paz interna, tenemos que mantenernos abiertos para lidiar con las dificultades que surgieran, esto es, tener disponibilidad emocional para lidiar con el dolor. No precisamos evocar más el sufrimiento lo que ya tenemos que practicar es esta transformación.

Cuarta Noble Verdad:
El camino para eliminar las causas del sufrimiento


La Cuarta noble verdad se refiere al camino que conduce a la extinción del sufrimiento, conocido como Noble Camino Óctuplo. Él indica un trayecto de ocho pasos que debemos completar, con nuestro cuerpo, palabras y mente para superar el sufrimiento. Más adelante los estudiaremos por separado.

Las Ocho Nobles Actitudes, o pasos correctos son:
1. El entendimiento correcto
2. La intención correcta
3. El hablar correcto
4. La acción correcta
5. El modo de vida correcto
6. El esfuerzo correcto
7. La concentración correcta
8. La meditación correcta

En sánscrito, samma quiere decir correcto, esto es, lo que funciona o lo que es apropiado. “En este sentido, Correcto, en el Camino Óctuplo, no significa cierto versus errado, y menos, ver versus no ver. Se refiere a estar en contacto con la Realidad, en oposición a ser engañado por los propios preconceptos, pensamientos y creencias. Samma se refiere a la Totalidad en vez de a la fragmentación” explica Steve Hagen.

Estar dispuestos a efectuar un real cambio en nuestra manera de caminar es una actitud resultante del largo proceso de madurez de las Tres Nobles Verdades.

La Cuarta Noble Verdad nos enseña a caminar sobre nuestra propia calzada. En este sentido, cada uno precisará tener su propia experiencia para obtener los beneficios de la caminata. Es como intentar contar a alguien la experiencia de escalar una montaña. Podemos compartir los relatos, pero el beneficio de la escalada es apenas de aquel que la recorrió.

Lo mismo ocurre con las enseñanzas sobre el Camino Óctuplo: no basta tener una comprensión intelectual sobre ellos, es preciso vivenciarlos. Si no, ellos parecerán tan nobles como distantes, como si nunca tuviésemos condición de realizarlos. Al contrario de esto, los maestros budistas nos incentivan a sentir las enseñanzas como experiencias personales, y, por lo tanto, posibles. Pero, para testar el sentir el sabor de pisar en suelo firme, es preciso dar un primer paso. Después que saboreamos el gusto de practicar, no queremos parar más!

Texto extraído de " El libro de las Emociones - Reflexiones inspiradas en la Psicología del Budismo Tibetano " -“O livro das Emoções - Reflexões inspiradas na Psicologia do Budismo Tibetano” de Bel César, Ed. Gaia.

por Bel Cesar

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Sobre o autor
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Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia.
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