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Psicoterapia Reencarnacionista en 10 lecciones - Parte 8: Cómo libertarse

Psicoterapia Reencarnacionista en 10 lecciones - Parte 8: Cómo libertarse
Publicado dia 8/5/2005 7:32:49 PM em STUM WORLD

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Traducido por Teresa - [email protected]

Utilizar la psicoterapia Reencarnacionista exige, principalmente, convicción respecto de sus premisas básicas. Como dejo dicho anteriormente, no se trata de fe sino de experiencias y vivencias a nivel espiritual que hacen con que ya no queden dudas acerca de la realidad del Espíritu (Esencia) y su vida eterna e igualmente de la reencarnación como oportunidad de evolución de la conciencia. Esta certeza solamente puede alcanzarse a través de la práctica en 'lides' espirituales, en locales de atendimiento y por verificación personal, en el día-a-día, de las pruebas de tales realidades. La Religión lidia con el "creer", mas estamos hablando de conocimiento, experiencias y vivencias. La Psicoterapia Reencarnacionista es Psicología unida a Religión.

Lo que observo en las personas espiritualizadas, en trabajadores de Centros Espiritas y Espiritualistas, es que, al entrar en contacto con las premisas de esta nueva terapia de la finalidad de la encarnación, tienen como primer comentario que todo es muy obvio y sobradamente conocido. Estoy completamente de acuerdo con eso, y como ya he afirmado, no estamos creando nada y sí compilando ideas y conceptos de orden espiritual y filosófico y transformándolos en una técnica psicoterápica. Cuando pregunto a mis pacientes si aun conociendo esa dicotomía Esencia-Personalidad Inferior y la necesidad de sumisión de ésta en relación a aquélla - y estando de acuerdo en que no somos quienes afirmamos ser sino que apenas 'estamos'-- y si esto se aplica en su vida diaria, generalmente obtengo la respuesta de que, en términos cotidianos, esto no sucede.

Y ¿por qué no? Porque somos sometidos desde la más tierna infancia a un verdadero adoctrinamiento mental, a un tipo de ideación que no simpatiza con divergencias. Lo que se considera como cierto, lo es sin admitir muchas posibilidades de contestación y lo máximo que se permite son divergencias en cuanto al modo de relación entre las personas, unas veces más liberal, otras más autoritario. El Consciente Colectivo occidental, fruto de siglos de dominación de religiones no-reencarnacionistas es, consecuentemente, no-reencarnacionista y es preciso estar atentos a esto. De ese Consciente Colectivo se originó la Psicología que tiene en cuenta esta vida apenas, y la Psiquiatría del cerebro. Los profesionales de estas terapias que creen en la reencarnación deben preguntarse si es coherente con sus creencias lo que están haciendo, el modo cómo están examinando a sus pacientes.

Una de las tareas del Psicoterapeuta Reencarnacionista es ayudar a la gente a liberarse de esas cadenas imaginarias, por temporales, que crean las enfermedades físicas por medio de la acción de los pensamientos y sentimientos negativos en los órganos y partes del cuerpo correspondientes. Debemos ayudar a nuestro paciente a libertarse de sí mismo, del rótulo de su nombre y de su personalidad aparente, (persona) y a conectarse con su Esencia.

Los relatos de los pacientes son verdades, la amargura es realmente dolorosa, la ira es poderosa, pero son verdades desde el punto de vista de sus Personalidades inferiores y no de sus Esencias. Es muy diferente la visión de estos dos aspectos nuestros: un acontecimiento o vivencia que parezca altamente traumático y desagradable para nosotros en cuanto personalidad encarnada, puede ser una necesaria ocasión de crecimiento y de cambio (rectificación de camino), sin embargo no se ve así, debido a la visión miope e inmediatista de la 'persona', que raramente observa las cosas con profundidad. Puede ser una enfermedad, un accidente, un fracaso, una dificultad, en fin, alguna circunstancia que no gusta a la personalidad, sin embargo, desde el punto de vista de su Esencia, en sus proyectos de evolución y perfeccionamiento, ¿de qué modo es vista aquella misma circunstancia? Y esto puede ser un rechazo intra-uterino o bien en la primera infancia, un defecto congénito, una "pérdida" afectiva, un revés profesional, financiero, etc. Frecuentemente, en el camino de la evolución espiritual, lo desagradable es apenas inevitable y lo "injusto" es algo necesario, generalmente un retorno.

Las familias de Espíritus encarnados, de la manera como se encuentran estructuradas, bajo la óptica no-reencarnacionista - con sus rótulos de padre, madre e hijo como estados reales y absolutos - constituyen la mayor y más fuerte fuente inicial de competiciones y disputas, puesto que generalmente en ella se reencuentran los Espíritus antagonistas en busca de armonización. Consideramos que somos esos rótulos y no nos damos cuenta de que estamos viviendo esos papeles en esta encarnación, ¡muchas veces haciendo que todo parezca pesado en exceso! Es realmente doloroso y poderoso un conflicto entre padre e hijo, entre madre e hijo, entre hermanos, pues la amargura, la rabia, la sensación de rechazo, de abandono, en esas interacciones, son de las más fuertes que podemos vivir en una encarnación. La necesidad de psicoterapia se hace imperiosa y auxilia bastante a los participantes en esos dramas, sin embargo, si esa psicoterapia analiza tales cuestiones desde el punto de vista reencarnacionista, aparte del auxilio, traerá una enorme ampliación en la comprensión de estos conflictos. La Psicoterapia Reencarnacionista trabaja sobre la finalidad potencialmente benéfica de las situaciones "negativas" en una encarnación, y se puede empezar cuestionándose el por qué de haber participado previamente en ese concierto familiar, de estar rescatando algo, en fin, la inclusión de los principios reencarnacionistas en la consulta psicoterápica puede facilitar que una postura de víctima se convierta en actitud de interés en saber más sobre la reencarnación, en entender por qué suceden las cosas, qué es lo que estamos haciendo aquí en la Tierra. Sin embargo, muchas veces, las cosas debieran seguir un rumbo y siguen otro por fallo de uno de los participantes en la situación; por ejemplo, un padre que debería parar de beber y no para, una madre que debería tornarse cariñosa y no lo hace, etc. No todo lo que por aquí sucede "estaba escrito", tenía que suceder, etc.

Libertarse exige coraje, pues el comienzo de la relativización trae consigo una sensación que imagino semejante al proceso de desencarne, pero estando aún encarnado. Desencarnar no aporta, automáticamente, paz y tranquilidad, tan sólo el liberarse de rótulos, pensamientos y sentimientos negativos lo permite. Muchos, después de desencarnar, todavía permanecen apegados a esas ilusiones, y son los espíritus sufrientes, vengativos, alcohólicos, etc. Aquellos que se libertan permanecen, claro, con los mismos pensamientos y sentimientos, mas poco a poco van percatándose de la verdad y se liberan. La persona sigue siendo la misma en el período inter-encarnaciones, pero recibiendo la oportunidad de ver las cosas tal como son realmente. En las regresiones advertimos que las personas desencarnan, llegan al Plano Astral con la misma manera de ser y, solamente poco a poco van dejando de sentir la tristeza, la amargura, la ira, los miedos, la soledad, etc.

Es engañoso considerar que basta desencarnar para alcanzar la paz, no es así. Frecuentemente se necesita un tiempo de atendimiento en hospitales y de estudio en escuelas del Astral para empezar a sentirse bien. Después de cierto espacio de tiempo, mayor o menor, aunque allí no existe el tiempo tal como lo conocemos aquí, el triste ya no siente tristeza, el furioso se calma, el autoritario se convierte en cooperador, el miedoso ya no siente miedo, el que se tiene por inferior deja de sentirse así, etc. La frecuencia elevadísima de aquel lugar activa los chakras superiores e inhibe los chakras inferiores y, con ello, nuestras inferioridades se ocultan y las características superiores aparecen. Sin embargo, basta volver aquí, y aún dentro del útero, la baja frecuencia de la Tierra provoca el proceso inverso y nuestras antiguas características inferiores vuelven a surgir, y las superiores se ocultan. Arriba revelamos nuestras superioridades y abajo nuestras inferioridades, por ese motivo regresamos aquí, para saber qué es lo que tenemos que eliminar, que curar, en nosotros mismos. Y es en este planeta donde nos encontramos evolucionando, porque aquí las cosas son así, y necesitamos pasar por esto. Un día estaremos en otro planeta más evolucionado.

Cuando estamos arriba, en el Astral de la Tierra, desencarnados, después de cierto tiempo pasamos a entender bien la cuestión de las ilusiones terrenas, de los rótulos, del karma, etc. y siendo así, ¿por qué esperar al período post-desencarne para iniciar el proceso de liberación de las ilusiones, si podemos hacerlo ahora? Ayudar a la gente a libertarse es una de las finalidades de la Psicoterapia Reencarnacionista. Pero no estamos acostumbrados a la libertad, ya que nuestras prisiones imaginarias se inician muy pronto. Dentro del útero materno ya somos el "bebé" que va a nacer, hijo de alguien con alguien, de tal y tal familia, de determinada clase social, en cierto país, en cierta religión, etc. Enseguida se nos da un nombre y un registro y todos pasan a llamarnos por aquel nombre y entonces pasamos a ser eso. Nosotros, que habíamos descendido siendo libres, estamos así atrapados en los rótulos, en los nombres y en los registros. Ese hábito aparentemente inocente, es el comienzo de todo, pues a partir de ahí ya no somos una Esencia que ha reencarnado y sí una persona que, como mucho, de vez en cuando, recuerda que posee un aspecto espiritual. Consideramos que somos una persona que posee un Espíritu, en vez de, al contrario, una Esencia que vive temporalmente en una "cáscara", en una persona, y eso nos coloca directamente dentro de la Gran Armadilla, de la cual difícilmente saldremos ilesos.

Estamos queriendo implantar aquí en la Tierra, para los encarnados, un proceso psicoterapéutico semejante a lo que ocurre con los desencarnados cuando se encuentran en el período inter-encarnaciones, en el cual pasan a conocer las verdades en lo que les concierne, así como a sus afines, además de otras cuestiones sobre evolución espiritual, sobre la reencarnación y sus percances. El libre albedrío continua siendo soberano y todo y cualquier cambio de mentalidad y orientación pasa ciertamente por él. La Psicoterapia Reencarnacionista quiere llevar a la Psicología la luz de los conocimientos espirituales, liberarla de un "inicio", de un "final" y de una falta de sentido para la vida. Queremos auxiliar a abreviar el sufrimiento, mantenido por la ignorancia, recordando la verdad.

Otra cuestión importante a considerar es la noción de sufrimiento y de sacrificio ligada al karma. Muchos dicen que hay que sufrir, pagar, soportar, etc. Se equivocan, puesto que el karma, por el contrario, ha de ser superado con felicidad, con alegría de vivir, con motivación. Nadie evoluciona espiritualmente con la tristeza, amargura, depresión, como máximo aprende qué es lo que no debe hacer, cómo no debe ser. Muchas veces es preciso sufrir para que aprendamos a no hacer sufrir a otros, o sea, pasamos por situaciones de abandono, de rechazo, etc. porque en encarnaciones anteriores hemos procedido así y ahora estamos recibiendo el retorno para que aprendamos la lección. No obstante, quien permanece en el sufrimiento más allá del tiempo necesario, pasa a sufrir en vano, sin que ello le sirva para nada, puesto que no le aporta crecimiento y evolución. Si alguno ha reencarnado para sufrir por algo, debe procurar sufrir tan sólo durante el tiempo conveniente, aprender la lección rápidamente, cambiar lo que tenga que cambiar en sí propio y procurar ser feliz, pues solamente con la felicidad evoluciona el Espíritu.

Libertarse exige coraje y la mayoría de nosotros aún no la tiene suficientemente. Estamos casi todos atrapados en nuestros nombres, en nuestros apellidos, en nuestros pequeños y mezquinos objetivos, en nuestra corta y distorsionada visión. Pero tiempo vendrá, estoy seguro de ello, en que esa liberación se producirá en gran escala y ese tiempo será semejante al paraíso descrito en los libros y ya no nos sentiremos separados unos de otros, no nos sentiremos personas con un Espíritu, sino Esencias encarnadas. Y la unión de todas las Esencias en busca de un objetivo común, hará terminar las disputas, las competiciones y las injusticias. Los recién-llegados ya no serán considerados como bebés, hijos de sus padres, nietos de sus abuelos, etc., y sí como nuevos compañeros de jornada, lo cual aumentará el respeto sincero y la sana responsabilidad en cuanto a ellos, por parte de todos los que han llegado antes aquí, en cuanto a su orientación y direccionamiento hacia el verdadero Camino. Las Escuelas serán lugares donde se aprenderá a evolucionar integralmente y a amarnos unos a otros, con amor humanitario, y a respetarnos mutuamente, nos enseñarán colaboración, para que todos tengan feliz y provechosa estancia terrena. Los deportes ya no serán competitivos y sí apenas con finalidad recreativa, de buena salud, puesto que ya se tendrá la noción de que una disputa nunca es inocente y siempre conduce a otra y a otra y a otra, hasta llegar a las guerras. Ya se sabrá que querer ser el primero es igual que querer luchar, que querer sobrepujar es lo mismo que guerrear y que separar para enfrentar, es igual que matar.

Las Escuelas enseñarán principalmente el auto-conocimiento, la libertad emocional y el amor incondicional. Los hemisferios derecho e izquierdo estarán, por fin, en igualdad de condiciones, lo masculino y lo femenino interno en perfecta armonía.

Debemos buscar la unión de todos en beneficio de todos y esto no será posible más que cuando todos miren en su interior y se vean tal como realmente son: Esencias en viaje de estudios y perfeccionamiento. Esta estancia terrena es una Escuela y solamente el día en que todos nosotros seamos óptimos alumnos, en que hayamos realmente aprendido las lecciones, nuestro planeta será un lugar de paz, armonía y belleza. Mientras tanto, debido al predominio de las ilusiones, al poder que ejercen las Personalidades, lo que se observa es lo opuesto.


por Mauro Kwitko

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Sobre o autor
Mauro Kwitko é médico auto-licenciado do Conselho de Medicina para poder dedicar-se livremente ao seu trabalho como psicoterapeuta reencarnacionista. Em 1996, começou a elaborar e divulgar a Psicoterapia Reencarnacionista. É fundador e presidente da ABPR. Ministra Cursos de Formação em Psicoterapia Reencarnacionista e Regressão Terapêutica há muitos anos, tendo formado centenas de psicoterapeutas reencarnacionistas.
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