Algunas veces las cosas parecen andar tan aceleradas en nuestra vida que se hace incluso difícil acompañar tantos acontecimientos... otras... todo parece tan parado que hasta nos preocupa si no deberíamos estar haciendo alguna cosa... para darle algo de movimiento...
Pero a decir verdad... lo que nos incomoda, no es que estemos acelerados o parados en demasía... lo que nos incomoda es que no estamos en sintonía con nuestro ritmo, y por ello perdemos la sintonía con el ciclo en marcha.
Cuando estamos en sintonía con el ritmo de nuestro corazón, que pulsa en sintonía con el corazón de la Madre Tierra... sea lo que fuere que estemos haciendo... o dejando de hacer... tenemos una sensación tan grande de bienestar que nos hace entender que estamos respetando nuestro ritmo... y con ello nos encontramos siempre en el lugar adecuado... en el momento preciso... en la acción correcta...
Puede ser que la acción correcta, en algunos momentos, sea justamente la no acción... y respetar esos momentos de no acción a veces no es fácil porque se nos exige... y principalmente... nos exigimos mucho. Se nos exige hacer cosas y ser de determinada forma, que creemos... o que quieren hacernos creer, son las más adecuadas.
Pero no existe nada más adecuado que escuchar nuestro propio ritmo y “Ser” de acuerdo a lo que manda nuestro corazón.
Especialmente en estos tiempos de tantas transformaciones, en que podemos sentir una gran aceleración en nuestros procesos de evolución, muchas veces notamos la necesidad de permanecer más quietos, sin tanta acción en esa realidad, porque estamos trabajando y siendo trabajados a otros niveles.
Por mi experiencia y por la respuesta que he venido recibiendo de las personas... siento que estamos siendo trabajados de forma muy profunda... y acelerada... y quien se dispone a cumplir su propósito divino está teniendo la oportunidad de liberar patrones antiguos, que asoman a la superficie de manera muy clara. Si no nos apegamos al malestar, que algunas veces ocurre cuando esos patrones emergen, podemos liberar muchas cosas que nos limitaban e impedían nuestra evolución.
Para facilitar esa liberación es importante no identificarnos con lo que sale a flote... observa y comprende que son oportunidades preciosas de evolución y que los patrones están siendo liberados... para liberar también muchas partes nuestras que traen el Don.
Claro que en estos tiempos... no siempre sabemos qué es lo que se nos pide y podemos sentirnos un poco perdidos en determinados momentos. En esa hora es cuando podemos querer pedir socorro y recurrir a muchas cosas fuera de nosotros.
Pero la clave es precisamente buscar el centro... encontrar la conexión directa con la Fuente.
Recuerdo siempre una vez en que me sentía muy perdida en determinada situación, sin saber qué hacer, y fui socorrida por una mujer que se me aparece en sueños o en jornadas hacia adentro. Ella me dijo, en aquella época, que no servía de nada que yo buscase fuera aquello que solamente podría ser encontrado dentro. Y me mostró una gran mandala de luz blanca, mientras me decía que todo cuanto yo necesitaba siempre llegaba al centro de aquella mandala, a través del Gran Misterio.
No obstante... me mostró también cómo yo perdía lo que llegaba al centro cada vez que salía de allí para buscar fuera.
Y me enseñó a visualizar esa mandala de luz blanca, como si fuese mi mandala y a encaminarme hacia el centro de ella y permanecer allí... en entrega y confianza.
A partir de ahí siempre que lo recuerdo... vuelvo al centro recorriendo el camino de luz blanca de esa mandala... y funciona de forma muy impresionante.
Hay muchas maneras de encontrar nuestro ritmo... pero todas pasan por el centro. Por eso, encuentra un camino que te lleve hacia el centro y te coloque en sintonía con el pulsar del corazón de la Gran Madre...
Y entonces... suavemente...
A tu ritmo natural...
Te sentirás nuevamente en casa...
Y todo vuelve a su lugar...
Publicado dia 6/16/2007 10:46:54 AM em STUM WORLD
