Cuando ingresé en el aún Vida Nova y Rodolfo me preguntó qué me gustaría colocar en mi página me vino un verso del libro “El regalo del Águila” de Carlos Castaneda.
“Ya me he dado el poder que rige mi destino.
Y no me ato a nada para no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, por eso veré.
No recelo nada, por eso me acordaré de mí mismo.
Desprendido y a gusto, pasaré como un jet por el águila para hacerme libre.”
Cada vez que vuelvo a ese verso, él me revela un sentido aún más profundo y tengo más certeza de la verdad que ahí se contiene… pero, en especial la frase “No me ato a nada para no tener nada que defender” me encanta…
He tenido la experiencia de que, cuanto más entregamos el control, más se manifiestan en nuestras vidas los pequeños milagros, trayéndonos todo lo que necesitamos para el momento…
Todo, de veras, incluso cosas que si dependiese de nuestro esfuerzo no conseguiríamos. Por más que lo intentásemos…
Cuando pretendemos a toda costa hacer valer nuestra voluntad personal, perdemos los regalos que nos son ofrecidos por el Universo…
Cuando nos apegamos a las ideas… planes o proyectos muy definidos, pasamos a ser esclavos de ellos cuando defendemos a toda costa su realización en aquella forma que hemos imaginado. Y con ello impedimos que el flujo natural nos traiga lo que es perfecto para cada momento.
Cuando nos colocamos disponibles para el Gran Misterio a fin de que Él nos guíe a cada paso, las cosas fluyen con toda calma y precisión para que nos lleguen a las manos, sin esfuerzo… lo que es más precioso para nuestro momento presente.
Sé que para esto es preciso abrir mano de aversiones, de preferencias y condiciones… pero cuando percibimos que éstas son de nuestro ego, que está sujeto a miedos, culpas… y reacciona guiado por las memorias que limitan nuestras elecciones, vamos poco a poco confiando en que, solo cuando entregamos el control a la Divinidad, que nos habla silenciosamente por el corazón… nuestra vida fluye en perfecto orden.
Del Vacío se manifiestan las mayores bendiciones…
¿Habéis notado cómo muchas respuestas y percepciones preciosas llegan cuando estamos más distraídos y vacíos de pensamientos?
He venido aprendiendo a recibir las señales con más desapego… acogiendo lo que viene en cada momento sin fijar significados, ni interpretaciones… sé que son para aquel momento, y… si no me apego, siempre viene más… y más… y más… en un flujo que es infinito… y todas las cosas se van explicando naturalmente poco a poco… hasta que otra pieza venga a completar otra parte del rompecabezas.
Y la libertad… nos toca cada vez más profundo con sus Alas encantadas.
Publicado dia 5/2/2009 12:44:55 PM em STUM WORLD
