Mientras caminaba en el patio, porque, de pronto me vinieron deseos de caminar y obedecí a la llamada de mi cuerpo... sentí una cosa extraña... muy extraña... Me veía caminando en el patio y al mismo tiempo veía el patio entero dentro de mí... me veía caminando en el mundo y al mismo tiempo veía el mundo entero dentro de mi... y descubrí, en ese momento... lo muy condicionados que estamos a tantas cosas, que percibimos... y a otras tantas, que ni siquiera percibimos... Sentí cuán condicionados estamos al bien y al mal... Me sentí presa... y libre... fascinada por el descubrimiento tan claro de esa situación, que por primera vez sentía de esa forma tan nítida... y libre, por la decisión firme – de ‘descondicionarme’ – que tomé a partir de aquel instante...
Sé que puede parecer una decisión arriesgada y no sé si voy a mantenerla... pero comprendí que cualquier condicionamiento nos impide Ser quien verdaderamente somos... incluso aquellos que indican actitudes éticas y políticamente correctas, si no los haces más que por eso y no porque sea tu voluntad más profunda.
Claro que si yo ajusto cada vez más la sintonía con mi corazón, él solo me indicará cosas buenas...
Todo lo que hacemos porque lo tenemos que hacer, ya nos impide Ser... y hoy he despertado con sed y hambre de libertad... o mejor... me he despertado libre... esa es la única explicación que encuentro para esa claridad que se ha adueñado de mí así en las primeras horas del día...
Tenemos tantas reglas... tantos esto está bien y esto está mal...
Percibí la total falta de lógica en tomar actitudes y en proceder guiados por cualquier cosa que no sea nuestra Alma... nuestro corazón... y en cómo se nos condiciona a hacerlo así todo el tiempo, sin siquiera percibir que lo estamos haciendo... Cada día un nuevo descubrimiento y una nueva regla van añadiendo más y más cosas que nos alejan de la libertad de Ser... Cosas aparentemente sin importancia que guían tu día... tu vida... tus elecciones... Imagina, entonces, en aquellas a que damos mucha importancia... y en aquellas en que ni siquiera sabemos que nos están dictando normas y reglas porque actúan de forma inconsciente...
Tomar conciencia de la prisión nos coloca frente a la posibilidad de la libertad...
Todo momento es tan único y con matices tan especiales... y nosotros también somos tan únicos en cada momento, que es locura intentar condicionar nuestros actos a reglas que no sean las del corazón...
¡Condicionamiento cero!
¡Quiero ‘descondicionarme’ hasta de tener que ‘descondicionar’!
Quiero libertad total para simplemente Ser...
Hoy, yo me encuentro abierta a ser así...
No en balde aquel Amor Mayor se llama Amor Incondicional... Un amigo mío una vez me dijo que una definición de Amor era no repetición.
Confieso que en aquel momento me pareció extraño... pero poco a poco he ido percibiendo la belleza de esa definición de Amor... si no hay repetición... no hay condicionamiento... todo es nuevo a cada momento...
Me pareció encantada la idea de descortinar cada momento hacia infinitas posibilidades... con Amor...
Mientras escribía... mi bandeja de entrada me avisó con aquel pitido del Outlook... Fui a ver... y me encanté con la poesía de Cecília Meireles que llegó con una notita... Vi que la mariposa aún ronda por cerca...
Y la poesía es tan linda que quiero compartirla con vosotros:
No mistério do sem-fim
equilibra-se um planeta
E, no planeta, um jardim,
e, no jardim, um canteiro;
no canteiro uma violeta
e, sobre ela, o dia inteiro,
entre o planeta e o sem-fim
a asa de uma borboleta.
(En el misterio de lo sin-fin
equilibrase un planeta
y, en el planeta un jardín,
y, en el jardín un parterre;
en el parterre una violeta
y sobre ella, todo el día,
entre el planeta y lo sin-fin
un ala de mariposa.)
Publicado dia 10/23/2009 1:14:54 PM em STUM WORLD
