Aquel que quiera ver nuevos horizontes, ha de mirar con el corazón abierto y la conciencia generosa… Para ver lo que es real y más allá de las apariencias.
Para ver, no solo las cosas del mundo, sino la luz que anima la propia vida.
Para percibir que hay algo más allá de lo que los cinco sentidos pueden captar.
Para ir más allá de sí mismo…
Ah, es preciso ver con el corazón… ¡Para no engañarse!
Para aprender la lección que el amor tiene para dar.
Para apaciguar las emociones y sentirse integrado consigo mismo.
Es preciso ver con el corazón… ¡Para comprender a otro corazón!
Para percibir que hay otras consciencias, sin el cuerpo físico, también observando los corazones y lo que cada uno lleva por dentro.
Y ellas comprenden y desean lo mejor, pues ven al Divino en cada ser.
Sí, es preciso ver con el corazón, más allá del mundo, allá en la casa de las estrellas… Para percibir otros corazones, que vienen de otros orbes, en sus naves relucientes, para tocar otros corazones en la misma luz…
Sí, aquellas consciencias sin el cuerpo denso, los visitantes estelares, y los hombres de buena voluntad, todos mirando al Gran Corazón del Eterno pulsar en cada pequeño corazón…
P.S.: ¡Cuando el amor habla, el ego se calla!
Y solo queda el silencio de la comprensión serena y pacífica.
Quien ve con el corazón, lo sabe…
Botucatú, 7 de septiembre de 2008.
Notas: Estos escritos fueron hechos de improviso, un poco antes de que yo iniciase una charla sobre las experiencias fuera del cuerpo, durante un encuentro ufológico. Mientras la gente (cerca de 200 personas) regresaba de la pausa para el almuerzo, yo escribía estos renglones rápidamente, para registrar la atmósfera sutil que permeaba el ambiente y, además, para desaguar los sentimientos que desbordaban mi corazón.
Quizá haya un contacto sutil con seres de orbes, planos y dimensiones diferentes, por vías psíquicas no convencionales, de espíritu a espíritu.
Sin embargo la mayoría no nota tal contacto, porque siempre espera percibir algo por las vías de los sentidos convencionales, solamente basados en parámetros materiales.
Pero es preciso ver con el corazón…
* * *
¡Las lecciones de la sabiduría cuestan caro!
Nadie gana o pierde nada.
Vivir no es estar al sabor de la suerte o del infortunio.
¡Vivir es mucho más!
Pero más allá del instinto básico de supervivencia, ¿quién es el que realmente valora la vida como una dádiva?
En determinadas fechas, los hombres conmemoran algo y se intercambian regalos.
Con todo, sus corazones no reconocen el gran regalo que es la vida, y sus ojos están cerrados para la comprensión de sus misterios.
El regalo dado por el Supremo no tiene fecha marcada.
Viene todos los días… ¡Siempre! Es la vida.
Y solo viviendo es como se aprende…
* * *
El viento puede soplar fuertemente, toda la noche, pero el roble permanece firme. Es fuerte. ¡Su naturaleza es esa!
De la misma forma, los verdaderos iniciados espirituales son conscientes de la presencia del Gran Arquitecto Del Universo en sus corazones.
Por eso, son firmes y perseveran en la senda, incluso bajo el peso de varias dificultades e incomprensiones. Ellos son fuertes. ¡Su naturaleza es esa!
Publicado dia 4/15/2010 4:31:18 PM em STUM WORLD
