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Recogiendo los frutos del Ho´oponopono

por Rubia A. Dantés em STUM WORLD
Atualizado em 26/11/2007 16:24:28


Traducción de Teresa - [email protected]

Beth siempre comentaba conmigo lo insatisfecha que se sentía con su trabajo... era directora de una escuela en una ciudad cerca de aquí, y se le hacía tan difícil continuar que... había llegado al punto de pensar en renunciar, abandonándolo todo, cuando solamente le faltaban dos años para jubilarse...
Además de eso no estaba nada satisfecha con el lugar en que vivía, porque no sentía que fuese ese su lugar. Ya había buscado muchas casas, no encontrando ninguna que le agradase...
La única casa que le había gustado... no consiguió comprarla porque la dueña no quiso vender...

Una noche... hace algún tiempo, Beth me telefoneó diciendo que había alguien interesado en comprar su casa, pero que, por un sueño que había tenido, sentía que no sería un buen negocio...
Entonces le sugerí la práctica del Ho’oponopono, en la forma como yo lo estaba practicando por aquella época y obteniendo buenos resultados.

Pasó bastante tiempo y un día Beth acudió a un trabajo mío sobre el Don y parecía otra persona, de tan feliz que estaba.
Mientras tomamos café, ella me cuenta que hizo el ho’oponopono como yo le había enseñado, y realmente le había salido bien, porque... la persona que quería comprar la casa se alejó y después ella ha podido constatar que ciertamente no hubiera sido un buen negocio.
Pero el motivo mayor de su felicidad era la gran modificación ocurrida en su trabajo. Como ya he dicho, se le hacía insoportable tal como estaba... y me cuenta haber pedido ya todos los permisos a que tenía derecho, pero... había llegado el día de retomar el trabajo.
En su vuelta a la escuela, ante la falta de una profesora, decidió quedarse en aquella sala en lugar de la otra...
Esa era, según ella, la sala más difícil de la escuela, pues los alumnos eran muy agresivos y ni siquiera aprendían a leer... incluso había uno en especial que, aparte de pegar mucho a los demás, lo cual casi todos hacían... lloraba mucho todos los días...

Sucedió que ella se enamoró de aquella sala y pidió quedarse allí como profesora. Todos reaccionaron como si no fuese a soportarlo, toda vez que era la directora y la sala era la más difícil de todas...
Pese a toda la presión en contra, Beth luchó y consiguió asumir aquella sala... la más problemática de la escuela.

Y ahí ha sido cuando todo cambió... Beth se encantó con aquellos chiquillos y me contaba con alegría el entusiasmo que este nuevo desafío le estaba aportando cada día...
Inventaba nuevas formas de hacer que aquellas criaturas experimentasen y demostrasen afecto... Me describía encantada lo que hacía y cómo los críos estaban reaccionando...
Yo escuchaba, más encantada aún, por el enorme bien que esto le estaba haciendo a ella... y a los niños.
Era de veras difícil de creer, porque he acompañado esta historia de Beth durante algún tiempo, mientras ninguna salida parecía satisfactoria. Ninguna salida... dentro de nuestros limitados recursos... claro...
Lo que estaba consiguiendo con ellos, nadie en la escuela lo podía creer... El niño que lloraba todos los días dejó de llorar... otros ya comenzaban a leer, contra las previsiones más optimistas...

Y finalmente me contó el secreto de tan buenos resultados.
Desde que yo le comenté acerca del Ho’oponopono, ella había continuado practicándolo... y cuando comenzó a dar clases en aquella sala, lo hacía y lo continúa haciendo... “¡Lo siento mucho! ¡Te amo!” Para cada una de aquellas criaturas... cuando está en el aula... o en casa, por la noche, cuando se acordaba de alguna de ellas que lo estaba necesitando más... cada día... “¡Lo siento mucho! ¡Te amo!”

Quedé encantada de cómo el Gran Misterio nos guía por caminos que ni siquiera podríamos imaginar que habrían de traernos la felicidad.
Beth había llegado a ocupar el cargo más alto dentro de su formación y, sin embargo... se encontraba extremadamente insatisfecha, hasta el punto de casi abandonar todo. Y ha sido en lo que era una función bastante más baja, dentro de su formación, donde había encontrado la felicidad y la certeza de que era allí su lugar... allí se sentía sirviendo.

Poco tiempo después me telefonea súper emocionada, porque aquel alumno considerado como el más difícil de todos, el que se preveía que tan sólo aprendería a leer más o menos dentro de unos dos años... ya estaba leyendo. Me cuenta que hasta había llorado de emoción y de alegría, porque sólo hacía tres meses que había asumido aquella sala.
Y los resultados que viene recogiendo son de veras asombrosos...

Y, como para completar su felicidad... ha conseguido comprar aquella casa que tanto le había gustado... Así... inesperadamente, la mujer decidió vendérsela por la oferta que ella le hizo. Algún tiempo después también ella consiguió vender su antigua casa de forma asimismo inesperada.

Cuando hacemos el Ho’oponopono, limpiando creencias y pensamientos limitantes, dejamos espacio para que la Divinidad pueda manifestarse en nuestras vidas... muchas veces ni siquiera podemos imaginar que nuestra felicidad esté tan cerca y tan accesible... y todo lo que más queremos, lo sepamos o no... nos llega sin esfuerzo, haciendo que nuestra alegría se expanda hasta lo infinito...


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rubia
Rubia A. Dantés é Designer, cria mandalas e ilustrações em conexão...
Trabalhos individuais e em grupo, com o Sagrado Feminino, o Dom e o Perdão...
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