Crisis y Transformaciones
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 17/05/2007 09:35:47
Traducción de Teresa - [email protected]
Todos nosotros estamos pasando juntos por la misma época, y por lo tanto, por la elección de esta opción encarnatoria. En el transcurso de estos tiempos, como no podría ser diferente (menos mal), pasamos por transformaciones...
Cada vez más he tenido la ocasión de observar a innumerables pacientes que acuden a mi consultorio pasando por un importante momento en sus jornadas, donde referenciales fuertes, que anteriormente daban sentido a la identidad construida, pierden drásticamente la fuerza de su significado y tal vez su valor...
Muchas personas en nuestra actualidad están pasando por lo que se ha dado en llamar una crisis existencial, o sea, una ruptura en el sentido de la vida.
Vivimos en una sociedad capitalista cada vez más exigente. En varios momentos nos sentimos presionados, con metas difíciles de alcanzar. Varios son los motivos que pueden contribuir para ese tipo de desorganización personal. Desgraciadamente la tendencia es la de percibir solamente demasiado tarde que hemos quedado cada vez más distantes de los aspectos emocionales que dan sentido a la vida.
Los sobresaltos del destino son inevitables: separación conyugal, falta de éxito intelectual o profesional, pérdida de un ser querido, enfermedades, inhabilidad para lidiar con determinadas situaciones, auto estima rebajada.
No hay reglas para el desencadenamiento de una crisis. Los acontecimientos determinantes en la vida de las personas que han generado este tipo de conflicto son incontables. Sin embargo, lo interesante es notar que, sin excepción, todas las personas que buscan auxilio en estos momentos están muy cerca de inaugurar un nuevo espacio desconocido dentro de sí mismas.
Es durante estos preciosos momentos de transformación cuando se hace evidente cuán sensibles somos nosotros, los humanos; he llegado ya a observar que muchos de los que finalmente buscan auxilio, han vivido hasta entonces una vida con toda la fuerza y determinación – anteriormente tan explícitas – pero no entrando en contacto con la delicadeza de sus almas.
Jamás han percibido su propia sensibilidad al quedar – mucho más de lo que suponían – afectados emocionalmente por todo cuanto estaban pasando. La gran mayoría camina vistiendo armaduras fuertes, uno de los patrones de nuestra actualidad, y acaba por arrastrar muchos de esos condicionantes, sin tener al menos conciencia de cuánto ellos pueden haberle afectado de modo corrosivo.
Es bien verdad que en determinados momentos la vida nos orienta para que seamos duros, pienso que para proteger estos mismos ideales y creencias. Pero, tal vez, la gran mayoría de las personas pierda la noción y esté siendo demasiado dura consigo misma al no entrar en contacto y validar, por ejemplo, sus “asuntos de alma”, que ciertamente son los que dan sentido a la vida, pero que por fuerza de la costumbre acaban por quedar más y más distantes de sí misma.
En la crisis, lo que aparece es la búsqueda de percibir, validar y materializar todos estos asuntos, siendo que, por el hecho de que acaben por quedar muy distantes de la percepción del yo, a veces nos asusten, porque muchos de ellos no quedan totalmente claros.
¡La crisis es eso! Un caer en sí, sin saber aún quién se es de hecho...
Un momento terrible y excelente de lucidez, cuando se percibe que hasta entonces no se estaba existiendo... es una ruptura con lo que daba sentido a la vida anterior, un despertar y una repentina búsqueda de la consolidación del vivir...
Es la sensación de que la muerte puede llegar en cualquier momento y es precisamente cuando te cuestionas si has estado vivo hasta entonces o si es en este preciso momento que vas a decidir vivir en aquello que realmente da sentido a tu existencia... Puede no parecer fácil, pero es muchísimo más fácil que saberse muerto en vida y no hacer nada para cambiar.
En este tipo de crisis, todos tenemos una gran oportunidad de validar en nosotros mismos nuestros contenidos y mucho más, de modo totalmente individual, pudiendo disfrutar la libertad y el placer de ser aquello que realmente somos.
