Cultivando la Felicidad
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 19/11/2006 16:35:17
Traducción de Teresa - [email protected]
Desgraciadamente, para la mayoría de nosotros, la felicidad deja de estar presente muy pronto en la vida. En cuanto comenzamos a crecer, nuestra alegría natural, aquella que es intrínseca a nuestro ser, desaparece, y pasamos a modelar nuestro comportamiento por las reglas de la sociedad, pues solamente de ese modo podremos ser aceptados.
La infelicidad pasa entonces a ser nuestra más constante compañera. Hasta que, finalmente, nos tornamos tan íntimos suyos, que cultivamos los momentos de tristeza e infelicidad más que los de alegría.
Por más que manifestemos el deseo de ser felices, no sabemos exactamente por dónde comenzar, visto que la infelicidad, por ser inconsciente, está tan arraigada en nuestra mente y en nuestras emociones, que se hace difícil encontrar una salida.
Retornar al estado de inocencia con que hemos llegado al mundo exige un trabajo consciente y una búsqueda permanente por nuestra parte. No alcanzaremos nuestro objetivo si no estamos firmemente decididos a hacer lo que sea necesario para que la alegría de la infancia sea nuevamente nuestra única naturaleza.
Para muchas personas esto suena como algo absurdo, visto que la madurez está encarada como una fase en que tenemos que ser serios, sesudos, compenetrados.
Reír es un estupendo antídoto contra la infelicidad y si cada día somos capaces de encontrar en las situaciones más comunes algún motivo para sonreír, la felicidad estará cada vez más cerca.
Si esta fuese una práctica difícil, todavía tenemos otra opción más, la de buscar en el fondo de nuestra mente todos los recuerdos de momentos agradables que hemos experimentado a lo largo de la vida, por más sencillos que hayan sido. Esta es una práctica fácil, que puede ser llevada a cabo en varios momentos del día, aunque no sea más que por algunos minutos.
La felicidad suele esconderse en las situaciones más banales de la vida. Sin embargo, sólo la encontraremos si estamos con toda nuestra atención enfocada en ese objetivo.
“...Hace dos años alguien te ha insultado o has tenido un accidente trágico. Caso intentes hoy recordar aquel accidente, te sorprenderá notar que, a medida que te vayas acordando de todo el accidente, tu cuerpo y tu mente lentamente entrarán en el mismo estado en que estaban cuando verdaderamente tuviste aquella experiencia, dos años atrás. Si has sido insultado hace dos años e intentas recordar ahora el incidente, cómo te ha afectado aquel acontecimiento, cómo has sido insultado, también te sorprenderá ver que tu cuerpo y tu mente experimentarán el mismo estado de aquel entonces, como si estuvieses siendo insultado nuevamente.
Todo está siendo coleccionado en nuestra conciencia y no desaparece. Lo que has experimentado está allí almacenado. Si traes de vuelta esas memorias, podrás experimentar las mismas cosas nuevamente, y podrás entrar en las mismas emociones. Nada se borra de la mente humana.
...Muchas personas cometen la equivocación de recordar apenas lo que es negativo y olvidar todo lo que es positivo. El error básico que las personas cometen es que al recordar todo lo que ha sido sin valor y negativo, se olvidan de todo lo que tiene valor verdadero.
Raramente recuerdas los momentos en que estabas lleno de amor, cuando sentías tu cuerpo totalmente vivo. Raramente te acuerdas de los momentos en que sentías el silencio, pero siempre te acuerdas de cuando estabas airado y molesto, de cuando has sido insultado y reaccionaste con venganza contra alguien. Siempre te acordarás de los momentos en que te has lastimado y raramente de los momentos en que te has sentido nutrido. Y es muy importante acordarse de esos momentos que te han nutrido.
Acordarte de ellos continuamente te ayudará de dos maneras. Lo más importante es que, acordándote de esos momentos, será creada la posibilidad de que ocurran nuevamente. Si alguien se acuerda constantemente de cosas negativas, es muy probable que pase por el mismo tipo de experiencias nuevamente. Si alguien constantemente se acuerda de cosas tristes, es muy probable que esté triste otra vez, porque desarrollará inclinación hacia aquellas cosas, y esos incidentes continuarán repitiéndose en su vida. Todos esos sentimientos permanecen almacenados dentro de ti, y cada vez es más fácil que esas emociones vuelvan a repetirse.
Intenta observar en ti mismo cuál es el tipo de emociones que tienes tendencia a estar recordando. Todos tenemos memorias. ¿Qué tipo de experiencias tiendes a recordar? Y has de saber que cualesquiera memorias que tengas del pasado, están siendo plantadas como semillas para el futuro, y cosecharás la misma experiencia en el futuro. Tus memorias del pasado pavimentan tu camino hacia el futuro.
Conscientemente, olvida todo lo que no tiene valor. Y cuando tales cosas vengan a tu recuerdo, detente y pide a aquellas memorias que se vayan. Ellas no tienen utilidad alguna para ti. Olvida todas las espinas y acuérdate de las flores. Debe haber muchas espinas, pero también existen flores alrededor. Si te acuerdas de las flores, las espinas de tu vida desaparecerán, y tu vida quedará colmada por las flores. Si te acuerdas de las espinas, es posible que las flores de tu vida desaparezcan y te quedarás apenas con las espinas.
Depende del individuo, de qué altura pretende alcanzar. Depende de nosotros, si queremos vivir en el cielo o en el infierno. Cielo e infierno no son lugares geográficos, son subjetivos, estados psicológicos. La mayoría de vosotros está en el infierno muchas veces durante un mismo día, y muchas veces estáis en el cielo. Pero la mayoría está en el infierno durante la mayor parte del tiempo, y algunos incluso se han olvidado del camino de vuelta para el cielo.
Sin embargo hay personas que están en el cielo las veinticuatro horas del día. Personas en este mismo planeta están viviendo en el cielo. Tú también puedes ser una de ellas. Nada hay que te lo impida. Apenas comprende algunos principios básicos y científicos. (...)
...Si yo te diese algunos diamantes ¿cómo cuidarías de ellos?¿Si encontrases un tesoro valioso, cómo cuidarías de él? ¿Cómo lo guardarías en seguridad? ¿Dónde lo guardarías? Querrías mantenerlo escondido; querrías mantenerlo cerca de tu corazón. (...)
Protege esas experiencias... Ellas son las verdaderas monedas. Ellas pueden haberte inspirado, pueden haberte dado una energía renovada, ellas pueden haber transformado algo dentro de ti, algo nuevo puede haberse desencadenado en ti, un anhelo por lo sublime puede haber surgido en ti. Así, cuida de esas experiencias...”
OSHO, The Path of Meditation
