El Arte del Encuentro - Regina Ramos
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/11/2011 10:06:10
por Regina Ramos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El eminente teólogo, filósofo y educador español Alfonso López Quintás, fundador de la Escuela de Pensamiento y Creatividad, nos habla del terror que sentían las gentes cuando estalló la 1ª Gran Guerra, ya en la Edad Moderna, pues se creía que el desarrollo científico daría lugar también a un nuevo hombre; pero siendo la 2ª Gran Guerra más monstruosa que la 1ª, la perplejidad fue todavía mayor.
Ahora bien, Quintás nos pregunta qué hombre es este, tan predador, tan destructivo, tan agresivo y cómo hacer que nazca el nuevo hombre. En la apertura de su conferencia, afirma: “El gran científico y humanista Albert Einstein dijo, poco antes de morir, esta dramática frase: “La fuerza desencadenada por el átomo lo transformó todo, menos nuestra forma de pensar. Por eso caminamos hacia una catástrofe sin igual”.
Cambiar la forma de pensar es lo que nos propone Alfonso Quintás. Más que eso: nos propone un cambio en el ideal de vida, para formar un hombre esencialmente fraterno, solidario, tolerante, ético. “El ideal de la dominación ha de ser sustituido por el ideal de la solidaridad: lo que importa no es que yo te domine o que esta nación domine a la otra, sino que sea solidaria con ella. El ideal de la arrogancia debe ser sustituido por el ideal de la sencillez. El ideal del tener debe ser sustituido por el ideal del ser. El ideal que consiste en dominar a otros, en ser más que otros, debe transformarse en un ideal de servicio”.
Según Alfonso Quintás, el ideal de vida ha de consistir en cultivar las relaciones; cultivar las relaciones es la auténtica cultura. Promover el encuentro, este es el ideal que él nos propone. “Hay como un consenso en todo el mundo para decir lo siguiente: el ser humano es un ser de encuentro. Vive como persona, se desarrolla, se perfecciona, creando encuentros”.
Para Quintás, la cultura del espíritu está vinculada al ideal de vida, que debería ser el ideal de servir a un propósito que nos entusiasma y da sentido profundo a la vida. “¿Cuál es la clave para fundamentar bien nuestra vida y, por tanto, para crear un nuevo hombre? ¿Un hombre que no vuelva a fracasar en otra guerra mundial, un hombre de una nueva época? ¿Cuál es la clave? Yo creo que, según los estudios actuales, la clave es la comprensión del encuentro, comprender bien el encuentro, a fondo”. El pensamiento de Quintás es extraordinariamente bello y de una profundidad impar. Él nos explica cómo convertirnos en este ser de encuentro, por medio del cumplimiento de algunas exigencias, sin las cuales puede haber proximidad, pero, no, encuentro. Las exigencias son: ser generoso, ser verdadero (no mentir), ser fiel, ser cordial y compartir valores elevados.
Y él sigue enseñándonos, por ejemplo, que la palabra latina lar (focus) significa lugar donde arde el fuego del amor, lugar donde hay encuentros. “Si alguien sale de casa sin avisar a dónde va, ni a qué hora pretende volver, está en desencuentro con sus familiares – tiene una casa, pero no tiene un hogar”.
“Yo puedo convivir contigo toda mi vida y no encontrarte rigurosamente una única vez – porque el encuentro no es la mera proximidad”.
El encuentro no significa solamente el encuentro entre personas; hay encuentro cuando algo nos conmueve, cuando nos emociona, cuando eleva nuestro espíritu. Cuando oímos una orquesta tocando música erudita, o presenciamos una ceremonia sagrada, o contemplamos una puesta de sol exuberante, nos sentimos conmovidos por lo bello, por la perfección, y ese sentimiento hace posible un encuentro con algo más grande, que nos da sentimiento de plenitud.
Alfonso Quintás nos muestra que los frutos del encuentro son “paz interior, reposo interior, amparo y júbilo festivo, alegría festiva”. Entonces, se hace evidente que los antivalores cultivados por la sociedad de consumo son contrarios a la cultura del encuentro, y de ello viene el vacío, no la plenitud. El ideal es el de servir a algo que nos colma verdaderamente. “Hace falta un nuevo hombre, el hombre que prefiera el amor al odio, el hombre que se pregunte todas las mañanas: “¿A qué me siento llamado? ¿Cuál es mi vocación hoy?”
Cuando servimos un propósito que nos hace felices, que da sentido a nuestra vida, estamos inclinados a practicar aquello que promueve “encuentros”.
*Artículo escrito con datos extraídos de la conferencia proferida por el autor en la Facultad de Educación de la Universidad de São Paulo (FEUSP), en 1999, disponible en el Website link y en los libros del autor: Descubrir la Grandeza de la Vida (Editora ESDC), El Amor Humano (Editora Vozes), La Formación para el Amor (Editora Paulus), Inteligencia Creativa: Descubrimiento Personal de Valores (Editora Paulinas).
