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El Divino arte de construir puentes - Parte 4

por Izabel Telles em STUM WORLD
Atualizado em 08/09/2005 18:47:15


Traducido por Melissa Park - [email protected]

El puente

4º capítulo del libro El Divino arte de construir un puente.
Vea los links para los otros capítulos al final de la página.


Aquel sueño tan revelador le había dado a nuestro ser su real dimensión y las cosas, aquí en la tierra comenzaron a parecer muy pequeñas y sin importancia. Hacer un puente, entonces, pasó a ser una cosa más simple. Bastaban dos pilares - uno en cada extremidad de los terrenos - y un puente ligando un pilar al otro. Sabía más ahora: que al cerrar los ojos podría imaginar el puente listo. En un abrir y cerrar de ojos él estaría allá, tintineando, nuevo y perfecto. Porque, en verdad, él siempre estuvo allá. Él era quien no lo veía.
Conoció también la fuerza de su mente y que ella le obedecería sin pestañear.
Nuestro ser sabía ahora de donde venía y para donde iba.
Sabía que las memorias que acumulamos en nuestras células son fotografías de las emociones que sentimos y del padrón familiar al que pertenecemos.
Sabía lo más importante: él no era un ser cerrado, callado, solitario, recogido, defendiéndose del mundo. Él había aprendido a ser así, por lo tanto, podría desaprender.
Y, para desaprender, tendría que practicar un nuevo padrón, para que éste fuese, como con un clic, archivado por su mente.

Y fue eso lo que se propuso iniciar, poniéndose de acuerdo con el Cacique.
Comenzaría por imaginar como sería el mundo si él no hubiese nacido impregnado por ese padrón de dar la espalda para todos, sintiéndose rechazado, sin amor y sin amistad. Y así él realizó por 21 días, siempre sentado, teniendo el cuidado de cerrar bien los ojos.
Y en esos días vio surgir en su delante un mundo de alegría. Lleno de amigos y amores. Un mundo donde él no se sentía evaluado, castigado o menospreciado por las personas. Se sentía libre. Libre y leve. Leve y feliz!

Al final de los 21 días percibió que ya no se sentía más sólo. Estaba lleno de coraje y disposición y fue a buscar al cacique, seguro de que había llegado el momento cierto para construir el puente.
Contó sus experiencias al cacique que lo escuchó en silencio, soltando algunas largas bocanadas en su pipa azul.
Al final, el cacique abrazó con amor a nuestro ser y entonces le dijo:
“El puente ya está listo. A partir de este momento, crúcelo con su imaginación cada vez que quiera conocer lugares nuevos en su mente, u obtener respuestas creativas para sus viejas cuestiones. Crúcelo para encontrar nuevos amigos. Ande rápido sobre él cuando quiera huir de una situación que lo lastime. O despacito cuando quiera disfrutar el paisaje, admirar el curso del río, el baile de los peces. Este puente es la calle de su movimiento. De sus emociones. De su vida”.
Y el ser sonrió feliz. Y el puente surgió en su sonrisa de oreja a oreja. Y nuestro ser nunca más se sintió sólo.


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izabel
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora.
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