El espacio de la felicidad...
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 10/09/2013 14:35:35
Traducción de Teresa - [email protected]
Cada cierto tiempo vuelvo a aprender algo con la puesta en orden de los armarios… y, esta vez, no ha sido diferente. Cuando decidí quitar todo de allí para deshacerme de algunas cosas que guardo, un poco así por guardar, me sorprendí con una percepción que tuve, que vino acompañada de un sentimiento de no ser capaz…
Me di cuenta de que acumulaba muchas cosas porque no sabía qué hacer con ellas y que había llegado a un punto en que mi armario estaba atestado de cosas que guardaba para aplazar una toma de decisión.
Claro que eso ha ido más al fondo y me ha revelado cosas que aún no tenía tan claras como las tuve desde entonces…
En aquellos altillos, donde guardamos lo que no se usa… y que acabamos por olvidar que un día guardamos… encontré cosas que ni siquiera recordaba tener, pero al depararme con algunas de ellas, noté que tenía cierta dificultad para desapegarme y decidir qué hacer con ellas… algo aparentemente sencillo, pero que me causaba desazón y falta de energía. Me acordé de que, otras veces, había preferido aplazar la decisión y dejarlas un poco más guardadas en aquel lugar…
Como tenía mucho espacio disponible, las he ido dejando allí… no las usaba ni quería disponer de ellas… Cuanto más espacio, más cosas de ese tipo iba acumulando…
Pero esta vez tomé la decisión de mirar de frente todo lo que aún pide solución… desapego… y decidí vaciar mis armarios. No penséis que me resulta fácil; veo que cuando llego a cierto punto tengo dificultades para continuar y en un impulso me vienen ganas de volver atrás con todo y aplazar un poco más esa puesta en orden.
Sólo que esta vez ese poner orden vino como parte de una decisión profunda que tomé, de cambiar las cosas que ya no quiero y de las cuales, por haberme acostumbrado a ellas, me resulta difícil desapegarme.
Rutinas… puntos de vista… opciones que me encadenan a lo que es más cómodo y conocido… y además un montón de cosas que usamos para crear una cápsula de protección acogedora y familiar donde podemos movernos hasta el límite de lo conocido… y nada más…
No obstante, hay momentos en que esa cápsula se nos hace demasiado pequeña y demasiado apretada… y esa opresión acaba por dejarnos sin aire… Parece que mi Alma me está dando un ultimátum… o sales de la cápsula o ésta te asfixiará.
Y opté por salir de ella… y en el arreglo de los armarios fue donde he visto partes mías que, por apego o temor… preferían aplazar que resolver las cosas… y decidí que ya no voy a guardar nada por comodidad sólo para no tener que mirarlo de frente y elegir lo que debe hacerse aquí y ahora…
Y cuando una decisión profunda te mueve y sobrepasas aquel punto que siempre te hacía retroceder y dejarlo para más tarde… guardando el pasado una vez más, te das cuenta de que el obstáculo que parecía enorme no era más que un granito de arena, pero cuando mirado de frente y retirado, te hace ver que tú puedes ser mucho más fuerte y valiente de lo que suponías… y ves entonces que lo que te sujetaba al pasado era un tenue hilo de ilusión…
Nos encadenamos de varias formas, unas visibles… otras no… y las más sutiles son quizá las más difíciles, porque se convierten en rejas aparentemente preciosas que pueden parecer muy acogedoras para abandonarlas…
Pero todo lo que traba y limita suele ocupar el espacio de la felicidad…
