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El Hombre Ayer, Hoy y Mañana...

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 22/06/2010 12:46:49


por Nelson Sganzerla - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Mi querido padre, que hoy vive en el cielo, se casó con mi madre y juntos vivieron años y años, más allá de las “Bodas de Oro” y, como compañeros el uno del otro, vivieron juntos en la salud, en la enfermedad, en la pobreza, en la riqueza – tal como había mandado el cura – y se juraron fidelidad el uno al otro.

Tengo como parámetro para hablar del “Ayer” la vida de mi padre aquí en la Tierra, a pesar de sencilla y de mucho trabajo. No tengo como recuerdo nada que lo desabonase durante sus años de vida.

Trabajó durante años en la misma empresa, con responsabilidad y asiduidad sin haber tenido al menos una falta siquiera durante toda su vida profesional, solamente salió porque se jubiló y tuvo el descanso merecido por los años de trabajo.

Mi padre, a pesar de la falta de estudio, me enseñó a ser juicioso, a tener educación y principalmente respeto por las personas; me dio cariño, atención y jamás sentí el peso de su mano en mi espalda no siendo para abrazarme.

Mi padre fue un hombre de “Ayer”, con sus valores, su trabajo y su respeto por las personas, por eso fue muy querido y a lo largo de su vida tuvo muchos amigos y ningún enemigo.

El hombre de “Hoy” como parámetro no se encaja en aquel hombre de “Ayer”, como han sido tantos iguales a mi padre, que tenían respeto, que tenían sinceridad, que eran sencillos, maestros en lección de vida y que aquí en la Tierra pasaron y también viven en el cielo.

El hombre de “Hoy” se ha perdido, va sin rumbo, no tiene la fuerza que tenían los hombres de ayer, ya no ama, le falta el talento para la vida, la habilidad para el trato con la compañera.

El hombre de “Hoy” no está seguro sobre quién pueda él ser, sobre qué representa y qué es lo que esperan de él, y de lo que él mismo espera de sí, el hombre de “Hoy” transgrede, falta al respeto. El hombre de “Hoy” busca aquello que ni siquiera sabe o no está seguro de querer.

El hombre de “Hoy” quiere ser siempre el mejor, no hace nada a derechas y cobra a quien lo hace, no está comprometido con nada a no ser consigo mismo; engaña, disimula y le parece correcto.

El hombre de “Hoy” no consigue aprender, por tanto, no sabe enseñar, quiere siempre la ventaja sin el merecimiento, detesta su vida, pero envidia la del otro; demanda al día aún incluso antes de que el sol salga, desea siempre el sí, pero no sabe oír el no.

La verdad siempre es cruel para el hombre de “Hoy”, no soporta el rechazo; teme a la soledad y no sabe qué cosa es comunión.

El hombre de “Hoy” es vano, ambiguo y genérico; no crea, imita, critica, no participa, habla y no sabe oír; le falta postura, le falta cultura, le falta la cuna, le falta apego, le falta sosiego.

¡El hombre de “Hoy” no da los Buenos Días! Y de todo desconfía, no abraza, no estrecha la mano; es superior, es doctor, es profesor, pero se olvida de ser persona.

El hombre de “Hoy” grita para que se le oiga y no escucha el grito del clamor de la ayuda, es atento con la intención de la recompensa y extremadamente desatento con lo que no le interesa.

Ese es el hombre de “Hoy”, diferente de mi padre, de su padre, de todos los padres y de todos los hombres de “Ayer”; vil, cruel, insensato, orgulloso, meticuloso, déspota, artero, criminal, prepotente, indiferente, arrogante, maleducado.

El hombre de “Mañana” aún no ha venido, aún no está listo, está siendo moldeado, preparado para asumir el lugar del hombre de “Hoy” y comandar con manos de verdugo o de salvador, lo cual dependerá mucho de lo que nosotros “Hombres de Hoy” les dejemos como legado… ¿cuáles valores les serán pasados?

Ciertamente, esos hombres de “Mañana” tendrán la tecnología como herramienta, la información estará circulando en alta velocidad, de una manera que incluso nosotros con algún conocimiento no lograremos acompañar.

Y recemos para que, juntamente con toda esa tecnología y toda esa información, vayan también anexos el amor, la compasión, el perdón, la esperanza, la bondad, la alegría de vivir, la educación y el respeto por el ser humano, como tenía el hombre de “Ayer”.

Piensa en esto.


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