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Equilibrio eco-psico-espiritual: la armonía de la vida

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 05/05/2009 14:29:12


por Flávio Bastos - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

El hombre, por fin, despierta para la necesidad de preservación del medio ambiente como factor que pueda garantizar, en el futuro, la supervivencia de la propia especie en el planeta Tierra.

La conciencia ecológica, ayer alienada por la ignorancia, hoy despierta accionada por la alarma del instinto de supervivencia que nos advierte acerca de los riesgos que corremos, caso no se tomen a tiempo urgentes providencias de control de la contaminación del aire, de las aguas y del suelo.

Hoy sabemos que en los ambientes naturales preservados, ríos, mares, campos y bosques, plantas, animales y microorganismos establecen entre sí una relación que garantiza no solamente la supervivencia de todos, sino además la preservación de los recursos naturales ofrecidos por el medio en que viven. Esa situación de estabilidad se denomina equilibrio ecológico.

Por el sentimiento de superioridad en relación a las demás especies vivas de la naturaleza, el hombre blanco civilizado, históricamente, siempre se sintió fuera de la cadena natural, percibiendo hoy la importancia de sentirse integrado, pues la relación de los seres vivos entre sí y con el medioambiente resulta en complejos sistemas llamados ecosistemas que están constituidos por organismos (factores bióticos) y condiciones naturales (factores abióticos), con un continuo movimiento de materia y energía entre ellos.

Por tanto, cuanto más desequilibrado sea el individuo en su sentido psíquico y espiritual, menos sensibilidad tendrá y menos importancia dará a las cuestiones relativas a la protección y preservación de la naturaleza.

El equilibrio psicológico y espiritual del ser humano pasa, necesariamente, por el desarrollo de la conciencia ecológica como mecanismo de evolución. No tenemos cómo separar una condición de la otra, porque somos naturaleza en esencia y, siendo así, pertenecemos al Todo, en cuerpo y alma.

Para los más escépticos y pesimistas, la humanidad camina hacia la gradual extinción. Por una parte, se percibe la práctica de la “tesis” autodestructiva del hombre entre aquellos que, indiferentes en lo relativo a las previsiones científicas, permanecen en la ignorancia consciencial y en el desequilibrio vital, satisfaciendo tan solo y únicamente la demanda de sus primarios egos. Son los que continúan agrediendo el ambiente natural sin pensar en las consecuencias de su egoísta actitud. No obstante, por la Ley de Causa y Efecto, la naturaleza, tarde o temprano, dará su respuesta a estos que “pasan de todo”. Olvidan o no saben que en la naturaleza, para toda acción hay una reacción…

Con todo, para los idealistas y optimistas, el hombre, poco a poco, conseguirá detener el proceso destructivo del medioambiente a través de actitudes individuales y colectivas, haciendo revertir la tendencia actual y garantizando la calidad de vida de las futuras generaciones de humanos.

No olvidemos, sin embargo, que, independientemente de nuestras actitudes personales, conscientes o no, somos el resultado de nuestra sintonía con el universo. Y por las leyes de la Reencarnación, nos encarnamos en realidades físicas que se encuentran en relación directa con nuestro nivel vibratorio. Por tanto, aquellos que hoy destruyen… y continúan destruyendo impunemente el ambiente natural, mañana serán punidos, no por un Dios severo, sino por su propia conciencia. Es la ley que vale para todos los seres dotados de inteligencia y de libre albedrío del universo.

La vida es para nosotros una oportunidad de edificar, de construir algo saludable que yendo al encuentro de la armonía universal, pueda, a medida que eleva nuestro patrón vibratorio, aportarnos el equilibrio vital que es exactamente el reflejo de nuestra condición psico-espiritual.

La inteligencia humana, como sabemos, es un instrumento de uso personal que puede afectarnos, tanto a nosotros mismos como, con nuestras elecciones, a un colectivo de personas. Por tanto, su empleo de manera alienada podrá comprometer nuestro proceso evolutivo en cuanto conciencias inseridas en el complejo multidimensional (y vibratorio) del universo. La toma de conciencia de esa inserción universal pasa por el peldaño de la conciencia ecológica, que es lo que tenemos de imprescindible como base para vuelos más altos del espíritu. Pero para que esto ocurra hemos de estar saludables y armonizados con las energías del universo al alcance de nuestra sintonía. Esa es la precisa noción (percepción) de equilibrio vital, caso contrario, se produce el proceso de desequilibrio vital (psico-espiritual) que trae consigo dolencias del cuerpo y del alma.

Seamos, por tanto, individuos lúcidos al hacer uso benéfico para nosotros mismos y para los demás del principal instrumento de la evolución consciencial: la inteligencia. Ese es el principio del equilibrio eco-psico-espiritual que busca la armonía de la vida.


Psicoanalista Clínico e Interdimensional.
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