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La peste emocional

por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLD
Atualizado em 26/01/2012 21:24:11


Traducción de Silvana Partucci - [email protected]

La mayor contribución que Wilhelm Reich –uno de los genios que la existencia envió al planeta- dio a la humanidad, fue la forma brillante con que él definió las raíces de la locura humana, la cual llamó de peste emocional.

Para Reich, ésta es el resultado de la manera como, a lo largo de la historia, el ser humano fue alejándose cada vez más de su verdadera naturaleza, libre, inconsciente y espontánea. Y uno de los motivos que más contribuyó para esto fue la represión de la sexualidad, que pasó a ser condenada y vista como algo pecaminoso.

Las emociones e impulsos naturales del cuerpo si reprimidos, acaban por manifestarse como violencia, ambición, busca de poder sobre el otro, en fin, por las más diversas manifestaciones de la inconsciencia.

En su libro El Asesinato de Cristo, Reich hace un paralelo entre la persecución de Jesús -un ser que era la expresión plena de lo divino- y lo que sucede cotidianamente con todos los seres humanos, que tienen su conciencia crística reprimida desde muy temprano.

Hacer el camino de vuelta y rescatar lo divino en nosotros, libertándonos del yugo de aquellos que aún viven bajo el dominio de la peste emocional, es la única manera de construir una nueva humanidad y consolidar aún más los cambios que ya se encuentran andando en el planeta.

Muchas personas que están en un estado mental extremamente confuso comienzan a ayudar a otras y comienzan a proponer soluciones. Estas personas han creado más problemas de los que han resuelto. Ellas aún no resolvieron su propia conciencia interna y se creen listas para depararse con todo el mundo y para resolver los problemas de las otras personas.

En realidad, de esta manera están evitando su propia realidad, no quieren enfrentarla. Quieren permanecer comprometidas en algún otro lugar, con otras personas, esto les proporciona una buena ocupación, una buena distracción.

Si, hay problemas, concuerdo. Hay grandes problemas. El mundo es un infierno. En la vida encontramos la infelicidad, la pobreza, la violencia, todos los tipos de locuras -eso es verdad- pero, aún así, insisto que el problema está en el alma del individuo.

El problema existe porque los individuos están viviendo un caos internamente. El caos total no es nada más allá de un fenómeno combinado: todos nosotros derramamos nuestro caos en él.

El mundo no es nada más allá de una relación, estamos conectados uno con el otro. Si yo soy un neurótico y tú eres un neurótico, entonces la relación será aún más neurótica; la neurosis será multiplicada, no apenas duplicada. Y todo el mundo es neurótico, por eso el mundo es neurótico. Adolf Hitler no surgió de repente, nosotros lo creamos. Vietnam no surgió de repente, nosotros lo creamos. Es nuestro pus que supura, es nuestro caos que cuesta caro.

El inicio tiene que estar en ti: tú eres el problema del mundo. Por lo tanto, no evites la realidad de tu mundo interior, esa es la primer cosa.

Tú eres el problema, y al menos que estés resuelto, cualquier cosa que hagas irá a tornar las cosas más complicadas. Primero pon tu casa en orden, crea un cosmos allí.

Como estás, cuando estás interesado en los problemas de la humanidad, estás interesado en los síntomas. Puedes no concordar, porque no consigues ver la raíz, solo ves el síntoma. Un Buda está interesado, pero él sabe donde está la raíz, y se esfuerza mucho para cambiar esa raíz.

La pobreza no es la raíz, la raíz es la ambición. La pobreza es el resultado. Continuas luchando contra la pobreza y nada va a suceder. La raíz es la ambición, la ambición tiene que ser extirpada.

La guerra no es un problema, el problema es la agresividad individual, la guerra es apenas la acumulación de agresividad individual. Continuas participando en paseatas de protesta, y la guerra no va a ser detenida. Eso no hace ninguna diferencia, tus paseatas de protesta, todo eso.

El problema no es la guerra. El problema es la agresividad que está dentro de los individuos. Las personas no están en paz consigo mismas, por eso la guerra tiene que existir, de lo contario esas personas van a enloquecer.

A cada década, una gran guerra es necesaria para descargar a la humanidad de sus neurosis. El problema no es la guerra, el problema es la neurosis individual.

Aquellos que se volvieron iluminados buscan las causas profundas de las cosas. Buda, Cristo, Krishna, ellos examinaron las raíces e intentaron decirte: Cambia la raíz, es necesaria una transformación radical, las reformas comunes no van a funcionar.

Pero puedes no entender… no puedes ver la relación, no percibes como la meditación está relacionada con la guerra.

Mi manera de entender es la siguiente: si por lo menos uno porciento de la humanidad se vuelve meditativo, las guerras van a desaparecer. Y no hay otra manera de poner fin a las guerras. Ese tanto de energía meditativa debe ser liberado.


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Elisabeth Cavalcante é Taróloga, Astróloga, Consultora de I Ching e Terapeuta Floral.
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