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La prisión de no saber decir no

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 02/02/2011 15:18:49


por Andre Lima - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

La dificultad para decir no es un patrón emocional muy común, fácilmente detectable en buena parte de las personas. La mayoría de nosotros, en mayor o menor grado, siente esa dificultad.

Algunas veces la dificultad está solapada. Pondré un ejemplo. Algunos estallidos de ira son, en realidad, una manifestación de las consecuencias de ese patrón. Conozco una persona que suele aceptarlo todo. El otro pide y ella lo hace y no protesta. Con todo, va acumulando una insatisfacción interior, hasta que un buen día surge una gran reacción de enojo. Ese día ella logra decir que no a la otra persona y aprovecha la oportunidad para soltarle todo lo que tenía atragantado. El resultado es la pérdida de las amistades, dificultades en las relaciones de trabajo y en todas las áreas.

Las personas que tienen ese patrón suelen comentar cosas del tipo de “Fulano es un caradura, ha sido capaz de pedir esto y aquello, y no es la primera vez”; “yo jamás me hubiera atrevido a pedir tal cosa a nadie”. Y al final preguntamos: y tú ¿has atendido esa petición? Y la respuesta es siempre “ah, sí, he acabado por hacerlo, pero en contra de mi voluntad”. Y el discurso sigue relatando los grandes perjuicios que le ha traído esa petición inapropiada.

Es como si la persona dijese interiormente “haré lo que me pide, pero estaré muy contrariada, protestaré mucho y me sentiré muy enojado, comentaré con todo el mundo lo muy caradura que es esa persona, a ver si se da cuenta y deja de pedirme esas cosas, no es posible seguir así, ella debería saber dónde están los límites, debería tener buen sentido como yo”.

Ese tipo de discursos sitúa a la persona en posición de víctima: “los demás no me respetan, la culpa no es mía, el mundo es quien debería cambiar”. Una ventaja secundaria de ese comportamiento es ser mirado por los demás como una persona buena: la explotada, la pobrecita, la víctima de las maldades del mundo. Mucha gente se sirve del victimismo para obtener aceptación y reconocimiento. No obstante, la tendencia es a que las otras personas empiecen a percibir ese patrón y se alejen con el tiempo. Ella entonces tendrá que encontrar nuevos círculos para emplear la misma táctica.

Muchas personas que proceden de esa forma empiezan a aislarse como forma de evitar relaciones y tener que hacer cosas en contra de su voluntad. Vivir la vida sin establecer límites acaba llevando a la tristeza, la ansiedad y la depresión.

Según expongo al comienzo del texto, la dificultad para decir no puede situarse en varios niveles, variando de persona a persona. Tenemos ese tipo de casos que relato, en que se acumula el enojo hasta estallar. Hay otros de personas que incluso dicen que no en el momento, pero lo hacen de forma airada o agresiva. Es su defensa para ocultar la inseguridad que sienten. El “no” podría decirse de modo firme y al mismo tiempo educado, sin malestar alguno, por parte de una persona más segura. También está aquel tipo que parece no enojarse nunca. Es a estas personas a quienes la insatisfacción provocada causará más intensamente cuadros de depresión y ansiedad.

Empecé a reflexionar sobre lo siguiente: De vez en cuando me sorprendo irritándome cuando alguien me solicita algo que no considero razonable, y observo a amigos que comentan cosas que indican sentimientos parecidos. Empecé, entonces, a desarrollar el siguiente pensamiento: Cualquiera tiene derecho a pedir lo que quiera, cuando quiera, y yo tengo que estar preparado para eso, aprendiendo a denegarlo y a establecer los límites de modo firme y sin alterarme. Si me enojo o me irrito, sé que eso forma parte de mi inseguridad y no sirve de nada echar la culpa al otro o hablar mal de él, ya que sería victimismo.

No saber establecer límites es una gran prisión porque nos hace depender del comportamiento del otro para estar en paz. Es una insania ponernos a protestar como si los demás tuviesen el deber de cambiar. Lo que causa el sufrimiento no es la petición absurda que alguien nos hace. Sufrimos cuando la acatamos en contra de nuestra voluntad o cuando reaccionamos de manera irritada. Deja que el otro sea como quiera, y aprende a decir que no cuando creas que debes. Esto sí te hará estar en paz.

Otra cosa común es que la persona empieza a perjudicar sus relaciones más íntimas, pues está siempre a disposición de lo que piden otras personas más distantes. Se anula lo programado, se cambian planes a última hora… Lógicamente esto causa desentendimientos familiares.

Lo más interesante es que esas personas quieren contar con la comprensión de su familia; quieren apoyo para mantener su comportamiento servil con relación a terceros. Es como si dijesen: “quiero que comprendas que yo no consigo decir que no a otras personas, y ya que tenemos más intimidad y sé que me amas, tú comprenderás mejor si yo cancelo o altero lo que tenemos programado para poder atender la otra solicitación. Por favor, compréndelo y no te enfades conmigo, pues no puedo contar con esa comprensión por la otra parte y sabes que tengo miedo al rechazo, a no ser aceptado, a perder mi imagen de persona buenecita…” Los familiares quedan mortificados, sienten como si todo el mundo fuese más importante y que esta relación más cercana no está siendo valorada, porque es exactamente eso lo que está ocurriendo.

Por detrás de esa dificultad, podemos citar varios sentimientos negativos en relación a la autoestima: miedo al rechazo, miedo a no ser aceptado, necesidad de ser reconocido y valorado. Existe una ilusión de que procediendo de ese modo la persona será bien vista. Pero ocurre justamente lo contrario. Cuantos menos límites ponemos, menos valorados somos por los demás. Parafraseando a Gasparetto, “el mundo te trata tal como tú te tratas”. Quien vive en ese patrón difícilmente se da cuenta de ello y con el paso del tiempo desarrollará el discurso de que el mundo es un lugar cruel.

Quien sabe imponer límites se libera de mucha ansiedad, acumula menos trabajo, perfecciona las relaciones a todos los niveles, se relaciona mejor y es más respetado.

Al igual que cualquier otro patrón emocional negativo, podemos tratar ese tema con la *EFT (técnica para auto-limpieza emocional, véase cómo recibir un manual gratuito al final del artículo). El camino más profundo para tratar esa cuestión es hacer la limpieza emocional de eventos que han contribuido a la baja autoestima: rechazos, pérdidas, culpas, resentimientos etc.…
Voy a sugerir además una esencia floral que trabaja ese patrón: Centaury. En este enlace puedes obtener la descripción de ese floral y lo que trata:

linkAndré Lima – Práctico en EFT, Terapeuta Holístico, Maestro de Reiki e Ingeniero.
*EFT – Emotional Freedom Techniques – Es la auto-acupuntura emocional sin agujas. Enseña a desbloquear la energía estancada en los meridianos, de forma fácil, rápida y extremadamente eficaz, proporcionando la curación para cuestiones físicas y emocionales. Tú mismo puedes auto-aplicarte ese método. Para recibir un manual gratuito de esa técnica y comenzar ya a beneficiarte, accede a: link y solicita el manual. Infórmate también sobre cursos, atendimientos terapéuticos on-line y mucho más.


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