Terapia Floral - La terapia por las flores
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/09/2010 21:25:08
por Maria Isabel de Oliveira - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cuando se habla de flores, el primer pensamiento que nos viene a la cabeza es alegría. Las flores nos invitan a la conmemoración de algo. Después, añadido a ese sentimiento, viene la experiencia del placer por la sensación de estar impregnándose de perfume y belleza… Y después, ¡aquella sensación de paz eterna! En este momento, entramos en contacto con la magia de ser y formar parte de la Madre Naturaleza.
La vida de la humanidad, e incluso su supervivencia, está ligada a la salud del mundo vegetal. Las flores figuran el estado de máxima expansión del alma vegetal, el punto de mayor aproximación entre ese reino y nosotros.
En la flor es donde la planta despierta de su sueño profundo y empieza a soñar, transmitiendo la belleza de vivir. En ese sueño, ella ve y refleja a los hombres, sugiriendo mucho a esos mismos hombres, pues las especies vegetales representan personalidades simbólicamente análogas a las que se encuentran en aquellos.
Las esencias florales representan un intercambio aún más elevado, una nueva respiración entre el ser humano y la planta. Y esa nueva respiración pertenece al dominio de la consciencia, ya que la planta, durante un momento muy breve de su existencia, el momento de la floración, integra en la flor todo su aprendizaje.
Cada una de ellas corresponde a un cuadro de la emoción humana, reflejando siempre el reino humano, pero en total entrega y armonía. A imagen de la planta que se metamorfosea en la floración, la esencia floral conduce al ser humano en dirección a una verdadera metamorfosis interior, rumbo a la apertura del corazón.
La planta es un ser de tierra, de agua y de aire. En la floración ella integra, por un breve momento y con pureza, el fuego celeste. Nosotros los seres humanos, somos portadores del fuego. Y somos, en nuestra alma, curados por las plantas. Se trata de un intercambio magnífico que se efectúa entre el ser humano y la planta.
La esencia de la flor es la esencia del alma de su planta, su potencia máxima que, al ser ingerida por el ser humano, va a curarlo en su alma, buscando en ella la fuente de los desequilibrios conforme a las características intrínsecas e individuales de aquella planta, añadidas al amor y a la vibración de cura que los seres humanos “le han enseñado” en el discurrir de su existencia.
Un ejemplo: La hierba Boldo cuida el hígado, la flor Boldo cuidará la rabia contenida, una energía que, dependiendo de su volumen y densidad, al ser aliviada y descargada, hace enfermar al órgano correspondiente. El floral del Boldo tiene una función diferente del floral de la Rosa. Los Asuntos de cada flor son distintos e individuales, lo mismo que nosotros.
Es evidente que si la enfermedad no es material, es energética; si la vida es armonía, es un estado del ser en ritmo; y si la enfermedad es discordancia, o sea, cuando una parte del todo no vibra al unísono, podemos llegar a la conclusión de que la enfermedad es un desequilibrio que se produce en el campo energético del ser vivo. Así, cada bloqueo o ruptura en los circuitos de energía se transforma en desequilibrio emocional que, si se prolonga en el tiempo, da lugar a manifestaciones patológicas orgánicas.
Cada flor entonces, actúa desbloqueando o “suturando” esas lesiones, disminuyendo su acción a medida que el equilibrio se recupera. Las esencias florales actúan, por tanto, por acción física y no química como los medicamentos de la medicina alopática tradicional.
Con la terapéutica floral nuestros sentidos serán constantemente agudizados, pues las esencias abren las puertas a una percepción diferente de la habitual, a través del hemisferio cerebral derecho.
Los florales nos ayudan a comprender que la verdadera cura es la que se instala definitivamente en el núcleo de nuestro ser, la cual trae, como reflejo, pensamientos y sentimientos puros y bondadosos.
En la terapia floral no se busca solamente la cura física y consiguiente eliminación de síntomas, sino una mayor elevación de la consciencia, que las esencias florales son capaces de buscar en las profundidades de nuestras almas.
El alma de la planta, a través de la esencia de su flor, es capaz de curar el alma del hombre, haciéndole reencontrarse con su esencia. De esta manera, el usuario de las esencias florales pasa a entrar en contacto con el real sentido de la existencia – ser feliz.
Ofrece una flor, sin ninguna intención específica.
Ofrécete una flor, sin ninguna intención específica.
Cultiva un jardín, aunque no sea más que en una pequeña jardinera de flores.
Lleva una jarrita con flores para el lugar donde pasas la mayor parte del tiempo.
Dedica una flor a la Madre Naturaleza.
