El mayor desafío de la vida consiste en soltar, dejar ir las situaciones emperradas, delante de las cuales nos sentimos impotentes. Muchas veces este proceso consiste en renunciar a sueños e ilusiones, lo que es muy difícil para el ego.
Éste no soporta la frustración de sus deseos y por esa razón, nos lleva a resistir al máximo las finalizaciones. Apegarse a lo que ya no tiene sentido es una de las mayores fuentes de sufrimiento para el ser humano.
Cuanto más avanzamos en el crecimiento de la consciencia, más surgirán circunstancias que nos llevarán a este aprendizaje. Encarar el vacío dejado por el abandono de las fantasías ilusorias es una prueba imprescindible en este proceso.
De a poco, la entrega a los designios de la existencia se va volviendo más fácil hasta que nos volvemos plenos de confianza y pasamos a fluir de modo relajado en los caminos que nos va rediseñando.
“El ego no puede fluir como un río. Está congelado. ¿Cómo puede fluir un río congelado? El hielo necesita derretirse, solo así puede fluir.
Congelado tienes una forma, derretido la forma desaparece.
Te has vuelto nada, sin forma.
Solamente cuando no estás congelado fluyes y cuando fluyes eres como la propia vida, porque la vida es movimiento. Solo la muerte es inmóvil, solo la muerte permanece donde está.
La vida continua yendo, yendo, yendo… es un fluir continuo.
Si tuviste éxito, estás congelado, porque ahora tienes miedo de derretirte, porque si te derrites todo el éxito será perdido. Tu éxito es parte de tu inmovilidad.
Si te volviste famoso, estás congelado, ahora estás muerto, ahora no puedes derretirte. Tienes que protegerte, preservar tu fama, tu respeto, tu reputación.
Tienes que protegerte y tienes que permanecer con tu pasado. No puedes avanzar hacia el futuro desconocido, porque ¿quién sabe? El camino desconocido puede llevarte a algún lugar donde pierdas fama, pierdas reputación. Entonces andarás solo en el camino repetido, en el territorio que fue mapeado, en lo conocido. Vas a andar en el círculo de la memoria, en la rueda de la memoria.
La vida nunca anda en el sendero de la tierra conocida, siempre avanza en la dirección de lo desconocido. A todo momento está avanzando hacia lo desconocido, y si estás congelado, morirás.
La vida no va a esperarte. Tienes que derretirte y solo quien no tiene una reputación a celar, no tiene fama para proteger, puede avanzar en dirección a lo desconocido y avanzar feliz. No hay nada a perder.
Así eran los mendigos de Buda, sin nombre, sin abrigo, nada para proteger, nada para preservar. Ellos podían ir a cualquier lugar, así como las nubes en el cielo, sin casa, sin raíces en ningún lugar, flotando, sin ninguna meta, ningún propósito, ningún ego”. Osho.
Publicado dia 11/7/2015 10:07:10 AM em STUM WORLD
