La intención es el motor de todo aquello que necesitamos realizar en la vida. Cuando pensamos en algo con una intención positiva, que tenga como objetivo el bien, lo mejor, lo positivo, la energía que movilizamos es altamente poderosa y hace que el Cosmos actúe, auxiliándonos en la manifestación de aquello que pretendemos.
Al contrario, cuando nuestra intención está basada en el miedo, en la rabia, en la envidia, en el materialismo exacerbado, en el deseo de venganza o en cualquier otro sentimiento negativo, atraemos a nuestra vida toda suerte de energías inferiores, aquellas en que la Luz se encuentra ausente, retrasando, de ese modo, nuestro progreso, tanto material como espiritual.
Cuanta más negatividad pongamos en acción, más estrecho será nuestro camino y mayor el número de obstáculos que encontraremos frente a nosotros. Por tanto, cuando las cosas comienzan a no salir bien y no conseguimos concretar aquello que deseamos, es interesante que nos cuestionemos acerca de la intención equivocada, dirigida apenas por nuestro ego y no por la sabiduría divina que nos habita.
Afirmar diariamente intenciones positivas, motivadas por nuestro Yo Superior, es una manera eficaz de atraer a nosotros acontecimientos y realizaciones que nos conducirán a más Luz y armonía interior.
“La inteligencia, el estrechamiento de la mente, son un medio para la supervivencia, pero no para la vida. Supervivencia no es vida. La supervivencia es una necesidad – existir en el mundo material es una necesidad -, pero el objetivo es siempre llegar al florecimiento de un potencial, de todo cuanto es significativo para ti.
…Si tú te realizas completamente, si no queda nada en forma de semilla dentro de ti, si todo se torna real, si tú eres un florecimiento, entonces, y sólo entonces, puedes sentir la bienaventuranza, el éxtasis de la vida.
Tu parte negada, la parte inconsciente, sólo puede tornarse activa y creativa si acrecientas una nueva dimensión en tu vida – la dimensión de lo festivo, la dimensión de lo lúdico.
…Así, la meditación no es un trabajo, es una alegría. Orar no es un negocio, es una alegría. La meditación no es algo que deba hacerse para alcanzar alguna meta – paz, bienaventuranza – sino algo para ser disfrutado como un fin en sí mismo.
La dimensión festiva es la cosa más importante para ser comprendida – y nosotros la hemos perdido totalmente. Con festivo quiero decir la capacidad de disfrutar, momento a momento, de todo cuanto llega hasta ti.
… Hemos quedado tan condicionados y los hábitos se han vuelto tan mecánicos que aún cuando no hay ningún negocio para hacer, nuestra mente es negociante. Aún cuando ningún estrechamiento es necesario, tú permaneces estrecho. Incluso cuando estás jugando a las cartas, no estás divirtiéndote. Juegas por la victoria, y, de ese modo, el juego se convierte en un trabajo; entonces, lo que va sucediendo no es importante, solamente lo es el resultado. En los negocios, el resultado es lo importante. En la festividad, el acto en sí es lo importante. Si consigues convertir cualquier acto en significativo por sí mismo, entonces tú te tornas festivo y puedes celebrarlo.
Siempre que estás en celebración, los límites, los límites del estrechamiento, son quebrantados. No siendo necesarios, son eliminados. A esto le llamo comunión – esa celebración, esa conciencia sin elección, esa actitud no negociante – de meditación.
La meditación y todos los artificios de la meditación pueden hacer una cosa: empujarte para fuera de tus barreras negativas. Ella puede llevarte para fuera del aprisionamiento que es la mente; y, cuando hayas salido, vas a reírte. Era tan fácil salir, estaba justamente allí. Sólo un paso era necesario. Pero vamos andando en círculos, y aquel paso siempre es perdido… el único paso que puede conducir a una persona hacia el centro.
Vives andando en círculos, en la periferia, repitiendo las mismas cosas. En algún lugar, la continuidad debe romperse. Esto es todo cuando puede hacer cualquier método de meditación. Si la continuidad se rompe, si tú eres discontinuo con tu pasado, entonces, en ese exacto momento, ocurre una explosión. En ese exacto momento quedas centrado, centrado en tu ser y, entonces, conocerás todo lo que siempre ha sido tuyo, todo lo que simplemente estaba esperando por ti.”
OSHO – del libro “Meditación – el arte del éxtasis”.
Publicado dia 9/22/2006 7:39:29 PM em STUM WORLD
