Una de las principales fuentes del sufrimiento humano es el sentimiento de frustración.
Siempre que sienten una dificultad para alcanzar lo que juzgan esencial para su felicidad, la mayoría de los seres humanos empieza a cultivar la frustración y con ella la amargura, el rencor, la ansiedad. Y, seguidamente, acaban por desarrollar compulsiones por comida, bebida, juego, drogas y otros paliativos con los cuales buscan desesperadamente colmar su vacío interior.
La frustración se produce principalmente porque hemos sido enseñados a buscar en las cosas materiales y en el triunfo mundano la fuente de nuestra realización interior.
Mientras corremos en pos de metas y objetivos y procuramos corresponder al patrón que nos fue impuesto por el mundo, nos olvidamos de mirar atentamente hacia nuestro interior y, consiguientemente, no logramos descubrir que allí reside la solución para todos nuestros problemas.
Cuando más pongamos en el éxito material la única posibilidad de encontrar paz y equilibrio, más riesgos correremos de ver desmoronarse los frágiles cimientos en que apoyamos nuestro ego.
Es obvio que necesitamos recursos para la supervivencia en el mundo material, pero hay una gran diferencia entre buscar lo necesario y desear la acumulación, por considerar que en ésta reside la prueba de que tenemos algún valor.
La vida se encargará, más tarde o más temprano, de hacer que esta creencia se muestre como una gran desilusión. Venimos asistiendo todos los días a innumerables demostraciones de a dónde puede la ambición desmedida llevar a aquellos que buscan en el acopio de bienes el único camino para construir su autoestima.
A muchos ya les ha llegado el éxito y, no obstante, no ha traído con él ningún sentimiento de éxtasis, paz o armonía interior. La frustración también puede surgir en aquel que ya ha llegado allí y, sin embargo, continua con el mismo sentimiento de vacío y falta de sentido para la vida.
Y solamente en esos momentos, en que este sentimiento se hace mayor que todo, es cuando surge la necesidad apremiante de dirigirse hacia el propio interior. El encuentro con su esencia es la única forma de liberación posible para el ser humano.
… La frustración viene como una sombra del éxito… En Occidente hay gran frustración porque el éxito ya ha llegado; todo cuanto el hombre ha necesitado desde siempre está disponible, y no hay satisfacción alguna. El éxito ha fracasado – esa es la frustración.
… Sí, tú puedes convertirte en un frustrado y ponerte violento porque todo cuanto esperabas ha fracasado – te ha salido todo bien y nada sucedió – una gran frustración surge en ti. Puedes convertirte en un asesino y puedes convertirte en un suicida. Pero la otra posibilidad también existe, puedes empezar a pensar de una manera totalmente nueva, pensar que el éxito puede no estar en el mundo exterior, que el éxito tiene que ser algo más interno, que ibas corriendo en una dirección equivocada. La dirección que seguías estaba equivocada, por eso has fracasado.
En Occidente, a causa de la frustración, las personas se están volviendo cada vez más interesadas en meditación, plegaria y contemplación. Esto también forma parte de la misma frustración. Mi observación personal es que la persona se convierte en un meditador tan solo cuando le restan dos posibilidades: suicidio o transformación.
Cuando en el mundo externo parece no haber nada más que suicidio, la persona entonces se vuelve hacia dentro. Solamente en tal punto, en el pico de la frustración, la persona se vuelve hacia dentro. La vuelta hacia dentro no le ocurre a una persona tibia e insensible; solamente sucede cuando las cosas están realmente calientes y ya no hay ningún otro camino externo. Todos los caminos han demostrado ya que son falsos.
Cuando estás totalmente frustrado con el mundo exterior y todas las jornadas externas, cuando toda la extroversión parece no tener ya sentido, solamente entonces surge el deseo, el anhelo de una peregrinación más interna.
Esto ha sido siempre así. Tan solo en los extremos, cuando la vida se enfrenta a una crisis, es cuando la transformación se produce. El agua se evapora a los cien grados; esa temperatura elevada es necesaria.
Occidente ha creado esa temperatura elevada de frustración. Unas pocas personas se volverán violentas, unas pocas personas se convertirán en asesinas, otras serán suicidas, pero la mayor parte de la humanidad empezará a volverse hacia dentro.
OSHO – The Secret
Publicado dia 4/6/2009 12:32:14 PM em STUM WORLD
