Objetivo de este ejercicio: rescatar la pureza en la mujer
·Elimina las toxinas instaladas en la zona ginecológica y deshace comandos mentales que descalifican, desfibran o someten a la mujer;
·Permite el rescate de actitudes y gestos ‘suyos’, perdidos al tiempo de la educación o en lo cotidiano.
·Ayuda a deshacer la costumbre del “juzgamiento” purificando la visión/diagnóstico que tiene la percepción femenina.
·Ofrece recursos para aceptar el “sufrimiento natural” en el cuerpo femenino (por ejemplo: menstruación, embarazo, etc.).
·Aporta a las acciones del cuerpo/alma nuevas actitudes – sin paradigmas, entendiendo que el universo es el señor de nuestros actos y dueño de nuestros límites. Esta conciencia de no tenerse (soy la portadora de la Luz Divina) y de finitud (en mí está la inmortalidad) es lo que da la oportunidad a la criatura de reintegrarse en su infinita grandeza.
Primera etapa:
Ejercitar con los ojos la visión de lateralidad (giro horario y anti-horario), horizontalidad y verticalidad. Para lograr amplitud visual.
Segunda etapa:
Visualiza la luz divina y contempla tu propia inmersión/entrada en la luz. Siente que esta luz se adueña de tu cuerpo, de tus músculos y huesos y circula en tu sangre.
La luz crece y tú disminuyes, transformándote en un embrión.
Inspira el soplo creador (el viento divino que disipa tinieblas y dolores) y sopla la luz, limpiando tu cuerpo y alma.
Te encuentras ligera, flotas en el agua (en la bolsa del útero materno), inspira y respira algunas veces.
Y ahora percíbete deshaciendo las fajas, desenvolviendo tu cuerpo, rehaciendo tu cuerpo y reentrando en la Vida.
Tú eres un nuevo Ser.
por WebMaster
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