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La verdadera función de los Oráculos

por Maria Guida em STUM WORLD
Atualizado em 23/07/2007 12:41:53


Traducción de Teresa - [email protected]

En la tierra, históricamente, el oráculo ha sido una de las primeras formas de relación entre los seres humanos y la divinidad.

En el caos que acompaña a todo final de era, los supervivientes tienden a organizarse en grupos. En esos grupos, aquellos que se mantienen conscientes de su ascendencia divina, ponen inmediatamente en acción sus poderes de cura para aliviar el sufrimiento de enfermos y heridos.

Buscando aportar algún tipo de alivio a los que se encuentran muy perturbados, se sirven de su capacidad de alinear los cuerpos sutiles de sus semejantes y les transmiten las orientaciones que reciben de sus guardianes e instructores.
Finalmente, aumentando la sintonía con su yo superior, identifican, en los acontecimientos del presente, sincronismos y signos que encierran consejos para el futuro.

Así es como surgen, en cada alborear de las innumerables eras que este planeta ha testimoniado – desde el inicio de su desenvolvimiento – aquellos que hoy son conocidos como canales.
Todo canal es un ser humano que se ha vuelto consciente de su conexión con la divinidad. Alguien que reconoce y acepta su naturaleza divina y permite que ella opere libremente, realizando lo que debe ser hecho, en el momento en que debe ser realizado.

Cuando un canal recibe de su Yo Superior y de sus instructores informaciones acerca de los acontecimientos pasados, presentes o futuros para orientar a los individuos de su grupo o de su comunidad, ese canal pasa a ser reconocido como oráculo.
Curanderos, chamanes, hechiceros, magos y brujos de hoy y de todos los tiempos han sido y son canales en operatividad.

La función oracular es una de las primeras ejercidas por el ser humano que ha despertado para la Luz. Y también una de las más peligrosas y controvertidas.

Muchas han sido las civilizaciones que han crecido y se han desarrollado apoyadas en oráculos.
Muchos seres humanos han sido beneficiados por la intensificación de su poder de canalización. Muchos también han sido los que han utilizado esa capacidad en provecho propio.

Para aumentar la concentración y ampliar la percepción durante la canalización de los mensajes, los seres humanos que han asumido la función oracular han desarrollado rituales.
Algunos se sentían más a gusto en contacto con la naturaleza, mirando el movimiento de las nubes o la superficie lisa de un recipiente con agua. Otros manipulaban ramitas, monedas, caracolas o semillas.

Ese es el origen de las bolas de cristal, de las Runas, de los bucinos, de las monedas y varillas utilizadas en el I Ching, y también de las cartas del tarot.

Con el tiempo, la actividad oracular pasó a ser encarada no como un don desarrollado por aquel que realizaba el ritual, sino como un poder que emanaba del ritual o de los objetos manipulados. Y por ello las Runas, los bucinos, las varillas y las cartas utilizadas en la actividad oracular son conocidos también como oráculos.

Todos los seres que son conscientes de su conexión con la divinidad y utilizan esa conexión para orientar a sus semejantes con relación a lo que ha sucedido, está sucediendo o va a suceder, acaban por descubrir que pueden prescindir de los rituales y de los objetos, ya que la actividad oracular es tan sólo un subproducto de la conexión con el mundo invisible.

Y por ello cualquier persona que establezca una conexión con su Yo Superior puede obtener respuestas fiables, consultando cualquier tipo de oráculo, incluso por Internet.

Como todo lo existente en el universo es manifestación de la divinidad, y tiene un propósito definido, si la actividad oracular existe, debe tener también un propósito.

Cuando alguien solicita que un canal realice una actividad oracular lo hace porque no se cree capaz de obtener la orientación que necesita a través de su propia conexión con la divinidad. Está viviendo una experiencia de separatismo. Está admitiendo que no es capaz de establecer contacto directo con su yo superior, o que, por lo menos en aquel momento, necesita de un intermediario.

No hay nada equivocado en ello, incluso porque, todos cuantos ya han iniciado su desarrollo espiritual saben cuán difícil es obtener la percepción de la totalidad, y mantenerla, principalmente cuando nuestro cotidiano está repleto de sufrimiento e incertidumbres.

Muchos de los que han puesto los pies en el Camino pueden testimoniar cómo ha sido importante la intermediación de un oráculo, en un momento de crisis, para restablecer la conexión.

Aquellos que, de alguna manera, tienen acceso a los registros akáshicos*, y que realizan la actividad oracular para orientar y confortar a sus semejantes, no deben perder de vista el hecho de que los seres humanos que buscan los oráculos están necesitados de algo mucho más importante que lo que les ha sucedido en el pasado, o lo que les va a suceder mañana.
Necesitan ser orientados acerca de la mejor forma de establecer o restablecer una conexión personal con la divinidad.

Por detrás de cualquiera de las preguntas que puedan hacer, está una única y más importante: “¿Qué debo hacer para obtener una conexión personal y permanente con la divinidad?”

Y ese suele ser el contenido implícito en cualquiera de las respuestas.

Todas las inquietudes, dudas y tormentos que llevan a un ser humano a consultar un oráculo esconden una única gran afirmación. La de que él se siente separado de la divinidad y no es capaz de establecer una conexión personal con ella.

Ante esta realidad, todo aquel que realiza la actividad oracular, debe estar consciente de su responsabilidad.

- Debe entender que su función es la de un puente entre el ser que se siente desconectado y así estimular la conexión.

- Debe buscar en los registros akáshicos de aquella persona las orientaciones que permitan y favorezcan la conexión.

- Debe aconsejarla para que busque su propia manera de comunicarse con sus instructores.

- Debe declararse mero instrumento, rehusando permanecer indefinidamente como intermediario necesario en la relación entre este ser humano y la Luz.

Si todos los seres humanos consiguiesen mantener una conexión permanente y estable con la divinidad, eliminando definitivamente de su mundo cualquier experiencia de separatismo; si por lo menos tuviesen la seguridad y confianza de que la conexión puede ser interrumpida y recuperada, sin daños y constantemente, los oráculos serían innecesarios. Todos los seres humanos serían canales, consultando sus registros akáshicos siempre que fuese necesario, y recibiendo directamente de la fuente las preciosas orientaciones de sus instructores, maestros y guardianes.La principal misión de todo canal consciente es conducir a sus semejantes, lo más pronto posible, al despertar espiritual, reforzando en ellos la certidumbre de que somos todos uno.

* Registros Akáshicos: Todo lo que ha ocurrido con la humanidad desde el inicio de los tiempos y todas las posibilidades de desdoblamientos futuros. Los registros son personales y cada ser humano tiene el suyo propio. Son grabados en una dimensión superior. Puede tenerse acceso a ellos por merecimiento personal.


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