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El miedo de amar

por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLD
Atualizado em 08/04/2020 11:34:53


Traducción de Silvana Partucci - [email protected]

Nada es tan poderoso en nuestra vida que el amor como fuente de placer y felicidad. Y no me refiero apenas al amor entre un hombre y una mujer.
Cuando nos sentimos amados por nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos, somos colmados por un sentimiento de nutrición interior, de entereza, como si nada pudiese afectarnos.

Pero, es en la esfera afectiva donde más se manifiesta el sentimiento de que tenemos un gran valor por ser merecedores de aquel afecto especial que alguien nos dedicó, a pesar de que en un principio no nos conozca
profundamente.

De cualquier modo, cuando el amor deja de existir - por el abandono, el rechazo o aún por la muerte de aquel que nos amó - el vacío dejado por éste acontecimiento tiene un efecto devastador en la mayoría de los seres
humanos.

El miedo a la perdida, de experimentar nuevamente ese dolor, puede bloquear de manera definitiva nuestra capacidad de entregarnos nuevamente. Es como si todo lo bueno que hubiésemos vivido antes, se borrase de repente de nuestra memoria, quedando apenas el recuerdo negativo del sufrimiento.

No es fácil juntar los pedazos después de perder el amor de alguien. Libertarse de esta prisión en que nos encerramos conciente o inconcientemente, solo se vuelve posible si mantenemos intacto, a pesar de todo, nuestro amor por la vida.

La felicidad solo se vuelve posible para quien cree firmemente que ésta siempre puede ser rescatada, independiente de cuales sean las circunstancias que se presenten. Este es el único camino posible para reencontrar el amor.

La entrega en el amor

Yo no soy a favor de la obediencia como tal - ésta es un valor militar- pero con seguridad lo soy a favor de la entrega. La entrega es un caso de amor. La obediencia es un fenómeno social, el amor es individual. Tú amas a una mujer, amas a un hombre.. entrégate.

Y cuando estés entregándote, recuerda: la entrega no es a la mujer, la entrega no es al hombre: la entrega es al incorpóreo Dios del amor, los dos están entregándose al amor. Así, no se trata de una cuestión de dominación: en el amor verdadero no hay absolutamente ninguna dominación.

El hombre se rindió al amor, la mujer se rindió al amor, ahora el amor penetra en sus seres.

El Maestro ya está entregado a Dios, el discípulo también se entregó a Dios, ahora el amor, o Dios, impregna sus seres.

Esto no es la obediencia común, ordinaria, no tiene nada que ver con la obediencia que nos contaron, nos enseñaron, nos condicionaron. Se trata de un fenómeno totalmente diferente, muy misterioso.

Cuando dos personas se entregan al amor, el amor toma posesión de ellas, nadie es dominador y nadie es dominado, nadie está más elevado que el otro. En realidad, ninguno de los dos existe. Y entonces, algo sumamente importante comienza a suceder: Dios comienza a suceder. Entonces, ambos hablan el mismo lenguaje, porque ellos están sintonizados, ambos, en la misma extensión de onda.

.Deja que el amor se vuelva toda tu vida. Si eres un hijo, deja que el amor se dirija a tu padre; deja que tu padre sea vehículo de amor. Si eres un padre, deja que tu hijo se vuelva el vehículo de tu amor.

Estos son exactamente los pretextos para entregarnos: hijo, padre, marido, esposa, amigo, Maestro, son apenas pretextos.

Como no podemos entregarnos a Dios sin rostro -aún no somos capaces de esto- entonces, tenemos que encontrar un pretexto, alguna salida.

El Maestro es visible, el discípulo puede así rendirse al Maestro. Pero la entrega es en realidad en dirección a Dios. Cuando el discípulo ve a Dios en el Maestro, solamente entonces, sucede la entrega.

El hombre puede entregarse a su amada, pero la entrega es posible solamente cuando el vió en la amada algo de desconocido, de misterioso; Dios viene en la forma de la amada o del amado.
La entrega es un valor espiritual; la obediencia es un valor político.
Y ten cuidado con todas las especies de políticos.


Osho, Philosophya Perennis.


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Elisabeth Cavalcante é Taróloga, Astróloga, Consultora de I Ching e Terapeuta Floral.
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